BENCHMARK / ¿La muerte del mercado?

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

"En una crisis lo impensable a veces se vuelve inevitable. Estamos en el cambio más grande desde la 2ª guerra mundial. Y el neoliberalismo exhala su último suspiro".

No. No se trata de la última proclama de AMLO, sino de una frase de un interesante artículo de Rutger Bregman en "The Correspondent".

El historiador holandés advierte que la terrible desigualdad generada por la economía de mercado (no caeré en el juego de etiquetas del Presidente) hace que el sistema se tambalee.

En eso tiene razón. El ingreso, y sobre todo la riqueza, que SÍ genera el sistema de mercado se ha distribuido inequitativamente.

El reporte global de la riqueza 2019 de Credit Suisse pinta claramente esta gran desigualdad.

En la cima de la pirámide están 47 millones de adultos con fortunas mayores al millón de dólares que tienen el 43.9% de la riqueza global y representan apenas 0.9% de la población.

El siguiente nivel incluye a 436 millones de personas con patrimonios de entre 100,000 y un millón de dólares. Representan 9.8% del total y concentran 38.9% de la riqueza.

¡83% de la riqueza en manos del 11% del planeta!

El siguiente nivel lo forman quienes tienen entre 10,000 y 100,000 dólares: 1,661 millones, 32.6% del total, que acumulan sólo 15.5% de la riqueza. Y lo más terrible es la base: 2,883 millones, 56.6% del total, que apenas rasguñan 1.8% de la bonanza.

Y ni hablar de los hiperricos: según Oxfam, apenas 2,153 billonarios acumularían más riqueza que 60% de la población global.

Como advierte Bregman, la terrible crisis del Covid podría ser la gota que derrame el vaso del modelo de mercado.

¿Qué hacer?

En general, la receta de algunos economistas y políticos de izquierda tiene dos partes: más impuestos y repensar el rol del Estado.

Respecto a lo fiscal, por ejemplo Saez y Zucman en su libro "El triunfo de la injusticia" demuestran cómo empresas y los ultramillonarios en Estados Unidos pagan menos impuestos que las clases medias.

Por lo tanto, proponen más carga fiscal y cerrar huecos para las empresas; y para los súper ricos, tasas impositivas más altas y gravámenes al patrimonio.

Sobre el rol del gobierno, algunos sugieren una mayor injerencia. Particularmente en temas de salud, ingreso básico y regulación.

Hasta aquí digamos que, en términos simples, es la receta para lograr algo que parece imprescindible: mejorar la distribución de la riqueza.

El diablo, por supuesto, estará en los detalles, en la ejecución. Sobre todo en la era de las fake news y del...

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