BENCHMARK / Los malos buenos

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

Imagine que está en la fiesta para celebrar su retiro. ¿Con qué palabras le gustaría se expresaran de usted? ¿cómo quisiera ser recordado?

Inteligente, conciliador, eficiente, preocupado por los demás, gran líder o un valioso miembro de un equipo. U otros conceptos parecidos.

Seguramente en su lista no aparecen: contreras, cuestionador o el que tomaba y ejecutaba eficientemente las decisiones difíciles.

Y sin embargo, estos términos son tan importantes como los primeros. En un mundo ultracompetitivo, una organización no sobrevive sin debatir, sin cuestionar supuestos y sin hacer lo que dicte el mercado, los clientes y/o las circunstancias, por difícil que esto sea.

Quizá el ejemplo más común es el del empleado que no da resultados, ya sea por inepto o por mala actitud.

"He construido mi carrera siendo el malo de la película. Si una persona no quiere cambiar se le advierte. Y si no cambia recomiendo se le despida", explica Joseph Seibert en el Wall Street Journal.

Ocupar este rol no es fácil. El consultor recomienda mantener relaciones cordiales sin llegar a la amistad. "Es difícil tomar decisiones racionales sobre amigos", dice.

Para aguantar el estrés, el también ex director de sistemas del gigante de medios VIACOM se ejercita regularmente, tiene pasatiempos y mantiene amistades. Ah, y nunca olvida que sus acciones han ayudado a muchas empresas a ganar plata y crear empleos.

El rotativo identifica cinco perfiles típicos de "malos de la película":

  1. Buscador de éxito. Prefiere alcanzar objetivos a que todo mundo lo estime.

  2. Maverick. Ignora objeciones a sus proyectos. Sigue adelante.

  3. Ejecutor. Toma tareas que a otros frustran o molestan.

  4. Peleador de judo. Convierte la hostilidad de otros en una fuente de motivación y energía.

  5. Reformador. No deja que la amistad afecte la implementación de cambios necesarios.

En realidad, muy lógicos. Y sin embargo, ocupar el rol de malo no tiene que involucrar despidos, dar malas noticias o implementar grandes cambios. Puede ser tan fácil (o difícil) como cuestionar y fomentar el debate creativo.

Muchas de las empresas que revolucionan al mundo están fundadas bajo el principio de que discutir racionalmente fomenta la innovación y la creatividad (relea "¡Más vale que lo reten!).

"Es importante para cualquier equipo contar con un abogado del diablo. Alguien que sea constructivo y que articule de forma cuidadosa la discusión", explica Lindred Greer.

La profesora de Stanford comprobó la mejora de...

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