BENCHMARK / Contestarle al jefe

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

Aquí lo hemos dicho muuuchas veces: el debate es imprescindible para innovar. Y en la era de la disrupción, la organización que no innova está condenada a desaparecer. Es sólo cuestión de tiempo.

¿Y quién es el principal responsable de promover un debate frontal, respetuoso y que sea sobre ideas y no sobre personas? Seguro ya adivinó: el jefe.

Es imposible discutir si el mero mero siempre tiene la razón, es intransigente, premia al lambiscón y castiga al disidente inteligente.

Aunque esto es totalmente cierto, hoy tomaré la perspectiva del colaborador, del empleado. ¿Cómo puede contradecir al jefazo? ¿Cómo plantearle ideas distintas? ¿Cómo "contestarle bien"?

Le propongo 5 recomendaciones básicas:

  1. Elija sus batallas. No se puede discutir todo. Con nadie... y menos con el jefe. Decidir qué debatir es clave. Aprenda a dejar pasar cosas triviales. Piénselo bien y sea muy selectivo.

  2. Escoja el momento. Evite hacerlo cuando están caldeados los ánimos. Es mucho mejor cuando exista tranquilidad y no haya presión de tiempo. Ah, y mucho mejor si el jefe está de buen humor. Otro truco: hágalo a la vez que le da al superior una noticia buena.

  3. Cuide sus argumentos. Datos más que sentimientos. Use "benchmarks". Tenga varias opciones. Sea creativo.

  4. El camino es largo: ajuste en el tiempo. No todos los debates se ganan en un round. Quizá alguna de sus propuestas se puede incorporar poco a poco en el tiempo.

  5. Aprenda a manejar al jefe (en el buen sentido de la palabra). Conozca cuándo está de malas y cuáles son los "botones" que lo molestan. Evite presionarlos y "contestar" cuando no conviene.

Excelentes ojalá le sirvan. Pero igual (o quizá más) de valioso es lo que no se debe hacer. Aquí le van tres sugerencias clave:

  1. No contradecir (o exhibirlo) en público. Nunca lo humille porque le puede costar muy caro. Cuide su temperamento y por ningún motivo haga corajitos o tenga arranques de cólera.

  2. Que todo mundo sepa que no está de acuerdo. Como dice el refrán: la ropa sucia se lava en casa. Resuelva los desacuerdos con su superior en privado... y lo más rápido posible.

  3. Entercarse: si ya le escuchó y decide otra cosa, apoye y contribuya. Las estructuras jerárquicas pueden molestar, pero ahí están. El jefe tiene la última palabra. Ah, y en un desacuerdo literalmente deje que él/ella digan esa última palabra.

Cierro con tres reflexiones finales.

Primera: sea flexible pero no comprometa principios éticos o morales. Pero OJO, porque eso de "es que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR