La batalla por el origen

AutorMaría Luisa Medellín

Los planes para la boda comenzaron. Verónica y Édgar separaron iglesia, salón y conjunto musical. Llevaban tres años de noviazgo y las nupcias se realizarían el 30 de agosto de 1997.

Por abril, ella sorprendió a su prometido con la noticia de su embarazo. Él se mostró entusiasmado, habló con sus futuros suegros al respecto, y les dio su palabra de llevar a Verónica ante el altar.

"No sé qué pensamientos pasaron por su mente desde entonces, si estábamos muy enamorados, o al menos eso creía", dice esta chica de ojos claros y palabras directas, quien no ha podido esclarecer la duda a lo largo de los años.

Y es que de repente todo cambió.

"Dejó de venir. Le llamaba y no contestaba. Lo busqué en su trabajo y se me escondía. Mis papás fueron a hablar con los de él, y el señor dijo que ni aunque le pusieran una pistola en la cabeza a su hijo, se casaría conmigo. Lo que más me dolió fue que él estaba ahí agachado, sin hablar; me lo contó mi mamá".

Verónica narra que su padre, herido en el orgullo, salió con lágrimas en los ojos, y todo el amor que sentía por su "flaca de oro", como la llamaba, se tornó en ira incontenible.

"Me corrió de la casa", relata. "Anduve tocando puertas. Me tuve que quedar con amigas, mientras seguía trabajando como demostradora en tiendas de autoservicio".

Meses después, su madre la buscó y le pidió regresar, asegurándole que su papá estaba de acuerdo, aunque en realidad le esperaba un infierno.

Si Verónica se sentaba a comer, él se retiraba de la mesa manoteando, y en cuanto ingería unas cervezas no perdía oportunidad de insultarla por su embarazo.

I

Por fortuna, el nacimiento de Iván de Jesús, un hermoso niño de cabello castaño y ojos claros, ablandó su carácter, y en casa de los Cruz Tovar, a todos les cambió la vida, no así a Édgar, el padre biológico del bebé.

Él no interrumpió los planes de boda. Vivió un noviazgo fugaz con otra joven y se casó con ella una semana antes de lo que tenía planeado con Verónica.

"Mi niño nació el 25 de diciembre de 1997, es del mismo día que su papá, y zurdo como él", relata esta chica de 32 años, trigueña y delgada, en la austera oficina que ocupa al costado de las casetas de cobro de una autopista.

"Todavía le pedí a mamá que le llamara a Édgar y le dijera que el niño había nacido, pero él no volvió a comunicarse".

Iván de Jesús adoptó los apellidos de Verónica, pero pronto quiso saber de su padre. No había fotografías con él, y en el kínder los compañeritos solían cuestionarle por qué no tenía papá.

"Yo siempre le decía: tú sí tienes papá, se...

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