Ayuda 'a la medida'

AutorRégulo Cantú

FOTO: DANIEL MÉNDEZ

La vida de Lucila Miller, Lucy, como la conocen sus amigas cambió de manera inesperada.

En septiembre del 2017 un terremoto sacudió a la Ciudad de México, pero también a distintas comunidades del estado de Oaxaca, entre ellas Juchitán de Zaragoza.

Viendo por televisión las desoladoras imágenes, recuerda que vio como en esta población velaban en la calle a las personas que habían fallecido, porque no había casa con techo. Llovía, los habitantes vivían el duelo empapados y pudo ver a unas niñas descalzas que lloraban su respectiva pérdida.

La impresión fue tal para Lucy Miller que decidió ayudar de inmediato, primero enviando junto a unas amigas algunas lonas de plástico al lugar para que sirvieran como techos, pero no era suficiente.

Sabía coser, recordó las ropas que vestían las niñas y decidió hacerles unos vestidos y mandárselos. Y así empezó, y continuó, y a la fecha no ha parado.

Su entusiasmo ha sido tal que ya extendió su ayuda, además del estado de Oaxaca, a comunidades de otras entidades, como Chiapas.

Y a los 76 años de edad encontró propósito para vivir con intensidad.

"Sí. Mientras yo pueda, voy a seguir", aseguró.

CAUSA Y EFECTO

Lucy Miller vive en San Pedro Garza García, pero también pasa buena parte de su tiempo en Puerto Vallarta, ya que estar cerca del mar le ayuda a su salud.

Desde siempre había tenido gusto por la costura y cuenta que de chica cosía su ropa. Compartía este gusto con algunas amigas.

Pero el terremoto del 2017 sacudió su vida.

"Me dio mucha tristeza ver que en Oaxaca, en Juchitán, estaban velando a sus familiares en las calles, lloviendo, porque se acabó todo el pueblo. No quedó nada. Entonces pensé inmediatamente, 'yo quiero hacer vestidos'. ¿Qué hago? No puedo salir mucho, no me gusta salir mucho, entonces dije, voy a ocupar mi tiempo haciendo lo que me gusta, y más que nada, para ayudar a las niñas indígenas.

"Me di a la tarea de hacer vestiditos de todos tamaños, desde dos, tres años hasta 14 años", explicó Miller.

Cuenta que desde siempre ha estado sensibilizada con la problemática indígena en nuestro país, la falta de apoyos y explotación a los que han sido sujetos pueblos enteros.

Así que cuando vio las imágenes de Juchitán quedó profundamente conmovida.

"Empecé a comprar telas y a coser; empecé a coser y a coser, y más y más, y veía que un ratito lo hacía, la mano de Dios que seguramente que están en mis manos, porque hago las cosas muy aprisa y me salen bien, gracias a Dios.

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