'Aviéntate un gancho'

AutorOsvaldo Robles y Luis Antonio Rivera

La frase "aviéntate un gancho de él" fue la llave que abrió el candado de un programa promovido como el máximo control para el registro de automóviles en México: el Renave.

En teoría, el requisito fundamental para inscribirse es acreditar la propiedad del vehículo.

En la práctica, basta con ser portador de los documentos e inventar una firma para quedar inscrito en el programa... al menos en este trámite.

LA ASESORIA

Empleados del Renave en Nuevo León "asesoraron" a un reportero de EL NORTE, primero por teléfono y después en un centro de trámite, de cómo falsear la factura de un auto que no estaba a su nombre para registrarlo como suyo en el programa.

Sin contar con la cesión de derechos del propietario legal, el reportero consiguió registrar el vehículo a su nombre, endosando la factura del automóvil de acuerdo a las instrucciones del propio personal del Renave.

Al marcar al centro de información al 123-0075, la voz de un hombre sin identificarse detalla los requisitos para efectuar el registro: copias de la factura, última tenencia, tarjeta de circulación, comprobante de domicilio, la factura, dos identificaciones y cubrir la nueva tarifa de 50 pesos más IVA.

Los requisitos no son totalmente cubiertos: el reportero aclara que la factura del vehículo no se encuentra endosada a su nombre, sino al de un familiar, que fue el último propietario.

Rápidamente, el empleado del Renave explica cómo "autocederse" los derechos del vehículo, falsificando la firma del anterior propietario para acreditar la posesión "legalmente".

"Nada más tú agarras tu factura, ¿sí?", explica el empleado, "la volteas, le pones: 'cedo y traspaso los vehículos a' tu nombre, y es todo, 'cedo y traspaso los vehículos a fulano de tal', y le pones el nombre de tu primo o familiar, y le pones la fecha de cuándo te lo vendió".

-¿Y no necesito que lo firme él?-, cuestionó el reportero.

"No, no, no hay problema", aseguró, "es tu familiar, ¿no?".

-Bueno sí, es mi familiar político, respondió el reportero.

"Sí, pues yo me imagino que no hay problema", consideró su interlocutor.

-¿Y firmo con mi nombre o con el de él?-, preguntó el supuesto propietario.

"No, no, no, con el de él, aviéntate un gancho de él", repitió el empleado del Renave.

-¿La invento o qué?-, se le vuelve a preguntar.

"Pues trata de que concuerde la primera letra o algo, ¿verdad?", recomendó el trabajador, "o nada más pon el nombre, nada más pon el nombre de él y ya".

Para finalizar la conversación telefónica, el...

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