Del asalto al viacrucis

AutorBrenda

Un día alguien me dijo: "No puedes traer la tarjeta de circulación en el coche, porque si te lo roban, estás frita, tienes que traerla en la cartera, es más seguro".

Y no me acordaba que la traía ahí, en la cartera, cuando me robaron en un restaurante de Monterrey.

Ingenuamente pensé "me robaron credencial del IFE, licencia, tarjetas, chequera, tarjetas comerciales y departamentales, fotos, identificación de mi trabajo, teléfonos celulares y iPod".

Pero no, ahí también iba la tarjeta de circulación y había que sumarle a la larga lista de recuperación de documentos, la de reposición de la tarjeta, y ahí empezó el viacrucis.

Después de reportar el robo de tarjetas de crédito, débito y chequera, tuve que acreditar que era yo la titular de ellas con pasaporte en mano.

Me sentí muy vulnerable de cargar con él para todos lados, pensé "si me lo roban o se me pierde, ya no tengo otra cosa con qué identificarme".

Después de acreditarme como tal, tuve que esperar 5 días para la reposición de la tarjeta de débito, 12 para la de crédito y chequera, con un sinnúmero de llamadas y vueltas a la sucursal bancaria para ver si ya estaban.

Pero la ristra de trámites no terminó al recibir mi tarjeta de crédito, porque tuve que llamar a cada uno de los negocios con los que tenía pagos diferidos, porque en la sucursal bancaria dijeron que ellos no podían ligar los pagos de una tarjeta a otra, así que tuve que ir o hablar con cada uno de ellos.

De la credencial del IFE ni hablar, no hubo manera, ya estaba cerrado por el proceso electoral y ahora había que esperar hasta que pasaran las elecciones.

Con los teléfonos celulares no tuve mayor problema, sólo compré el aparato y el chip y, después de una larga fila, me los dieron.

Lo que pensé que no sería problema, tramitar la reposición de la licencia de conducir, se convirtió en el mayor problema de todos.

Después de dos vueltas al Centro de Control Vehicular me dijeron que no podía realizar el trámite si no llevaba testigos que confirmaran que yo vivía donde vivía, o si no...

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