Arma finca en el río

AutorLeonardo González

Oculta entre la espesa vegetación que cubre el Río Santa Catarina está una casa que fue construida gradualmente de madera y lámina en los últimos tres años.

Para quienes pasan velozmente por las avenidas Constitución o Morones Prieto, frente al Parque España, es difícil imaginar que ahí en el lecho del río, desde el 2015, Juan, de 60 años, tiene su vivienda con un dormitorio y una pequeña sala, todo resguardado por una cerca perimetral de tarimas de madera de unos 20 por 20 metros.

Si se camina cerca del cauce del río se pueden observar algunas personas viviendo, bañándose o merodeando por la zona, pero ninguna de forma permanente.

Durante el paso del huracán "Alex" las construcciones en el río fueron arrasadas por la corriente. Las canchas de futbol, campos de golf, pistas de go karts, y hasta el área de manejo del Instituto de Control Vehicular desaparecieron del cauce, donde ahora ahora vive Juan.

Dice que lleva allí tres años. Tiene dos chivas, varias gallinas, y cuatro perros de raza, dos Pastor belga malinois, un Rottweiler y otro cachorro.

Platica que se aposentó ahí en el lecho del río no por falta de dinero, sino porque es lo más cercano que encontró a vivir como en el campo.

"Como yo soy de rancho y me dicen: '¿A poco no tienes para vivir?'", cuenta el hombre originario de Valle Hermoso, Tamaulipas. "Yo les digo: 'Sí, pero me gusta la naturaleza'.

"Mira, aquí hice mi cuartito ahí, y tengo mis animalitos, mis perros. En otros lados iba yo (a rentar) y como los tengo desde chiquitos, me decían: 'Oiga, sí lo queremos, pero sin perros'. Híjole, eso me revuelca, porque están criados conmigo".

Vive entre la vegetación que algunos consideran necesaria para la Ciudad, pero también especialistas indican que debería hacerse una limpieza, junto con un desazolve, para evitar daños en caso de un huracán.

Mientras esa polémica sigue, Juan construye más comodidades a su casa en el lecho.

Cuenta que a puro azadón ha abierto dos accesos para el río, que usa a diario para bajar por agua para sus animales. Además le paga 25 pesos a un "vecino", que también vive en el río, por cada tambo de agua que le llena del cauce.

El agua que toma, la compra purificada; a los perros les compra aserrín de hueso en una carnicería.

Cuando llueve, aprovecha para pescar.

Juan viste de guaraches, shorts amplios, una camiseta azul y gorra del PT. En el bolsillo tiene sus pastillas para la diabetes, y en el pecho se cuelga unas llaves que, dice, son de una camioneta...

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