Sobreaviso/ Archivos y proyectos

AutorRené Delgado

Recuperar el pasado sin perder el futuro ni descuidar el presente, no es cosa sencilla.

En materia política, es una tarea bastante complicada. Exige enorme fuerza, organización, talento y destreza, además de una fina relojería para calcular correctamente cuánto tiempo se puede y debe invertir en ese complejo propósito. Bien ejecutada esa operación ciertamente puede abrir nuevos horizontes, pero mal realizada puede cancelarlos. Y cualquiera que sea el resultado de ella, inevitablemente provoca divisiones o rupturas de no muy fácil solución.

Viene a cuento lo anterior porque, a raíz del trigésimo segundo aniversario de la matanza del 2 de octubre, vuelve a cobrar fuerza el reclamo de abrir los archivos oficiales y secretos sobre aquel suceso. Y más ahora que el propio director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Alejandro Alegre, ratifica que existen expedientes clasificados sobre aquella masacre.

Sin duda, la alternancia en la Presidencia de la República reanimó ese reclamo. Sin el PRI en la principal posición de mando político del país, quienes promueven esa iniciativa estiman, de seguro, que hay mayores posibilidades de concretar esa vieja y legítima demanda de un sector de la sociedad. Pero hay más. Dentro y fuera del equipo foxista se acaricia esa posibilidad y el mismo Presidente electo ha manifestado personalmente su disposición para integrar una Comisión de la Verdad que ahonde en lo que ocurrió en aquella fecha negra.

Algunos activistas, sobre todo de izquierda, han ido todavía más lejos. Expresan que ese tipo de investigaciones no tendría por qué limitarse a lo sucedido en 1968. Otros acontecimientos que igualmente han abierto heridas en la conciencia nacional podrían ser sujetos de indagación: efemérides negras que ni el bálsamo del tiempo ha podido curar.

Sin duda, recuperar aquella y otras historias tendría el valor de entender mejor lo ocurrido y, a partir de esa experiencia asimilada, cimentar una nueva cultura política alejada de la impunidad, la arbitrariedad y el autoritarismo. El fruto de esa delicada operación sería evitar que, a la vuelta de los años, el país pudiera verse inserto en situaciones como ésa y repetir esquemas de conducta que vulneran principios tan fundamentales, como lo son los derechos humanos.

Desde esa perspectiva, el fruto de esa operación es apetitoso pero -conviene advertirlo- no es de fácil digestión.

Abrir aquellos y otros archivos no puede entenderse como un simple acto de voluntad...

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