Anécdotas de Estrellas / Predestinado a ser actor

AutorIdalia Barrera

"¿Difícil ser actor?, no, qué va, para nada", dice Rogelio Guerra entre risas. "Yo ni pensaba en eso y de repente, ¡pum!, ya estaba metido en esto".

Su porte de galán fue su pasaporte a la farándula, pues de ser un bellboy en el Hotel Continental, en la Ciudad de México, pasó al modelaje, incursionando posteriormente en la actuación, donde lleva más de 50 años de actividad.

"Tengo muchas anécdotas que contar. Mucha gente me ha sugerido escribir un libro y este año pienso hacerlo porque mi vida ha sido muy interesante, en todos los aspectos; el destino me preparó para todo esto".

Su carrera ha sido un regalo de la vida, afirma.

"Mis fans me quieren mucho... Soy una persona que tiene fans en todo el mundo", expresa orgulloso.

GALANAZO DE OJOS AZULES

Siendo un jovencito, Rogelio, actualmente de 78 años de edad, comenzó a trabajar en el hotel, donde lo animaron a lanzarse como modelo.

"Mi jefe modelaba, así que fue él quien insistió en que me tomara unas fotografías para llevarlas a una agencia de publicidad", recuerda.

Fue así como el apuesto rubio de ojos azules comenzó a aparecer en comerciales de revistas, periódicos y en anuncios proyectados en los cines, a veces modelando ropa o recomendando toda clase de artículos.

"Un día un amigo me invitó a participar en una obra musical, Ritmo de Juventud (en los años 60). Era de un grupo que tenía un taller de teatro, no eran profesionales, pero como a mí me gustaba bailar, acepté.

"El que estaba dirigiendo era Enrique Lizalde. Él era primo hermano de mi amigo y yo no sabía, y mi amigo era Óscar Chávez, nos conocimos trabajando juntos en un banco. Un día me llamó para llevarme al teatro y así fue mi inicio en esto, a los 24 años de edad", comenta.

Poco a poco se le fueron abriendo puertas en la televisión. Sus primeras incursiones fueron en programas como Revista Musical Nescafé, a finales de los 60, que fue precisamente donde le cambiaron su nombre de pila por algo más artístico.

"No te vayas a reír, pero me llamo Hildegardo Francisco Guerra Martínez", agrega sin poder contener la risa, "nadie podía decir bien mi nombre, además querían un nombre pequeño para que se le quedara a la gente, así que un grupo de chicas que trabajaban ahí conmigo decidieron ponerme 'Rogelio Guerra'... y me gustó".

Sus inicios en el cine también fueron con el pie derecho, pues trabajó con figuras como María Félix y Julio Alemán en Amor y Sexo (1963).

"En realidad siempre tuve mucha suerte porque lo primero que hice fue...

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