Andrés Clariond Rangel / Sueños (y pesadillas) que nos unen

AutorAndrés Clariond Rangel

Los mexicanos rebosan de rabia y no saben dónde ponerla o qué hacer con ella.

Poca novedad representan los últimos acontecimientos en un país sin Estado de derecho como éste, pero su simbolismo y sincronía han encendido algo. O eso quiere creer una población que ruega porque los casos de Tlatlaya, Iguala y la Casa Blanca de la primerísima actriz y dama no queden pronto en el olvido.

Las redes sociales se han convertido en un rosario de peticiones de la renuncia de Peña, de un magnicidio o una revolución.

Ver prendida en fuego una puerta del Palacio Nacional a unos entusiasma y a otros preocupa. Por un lado, el miedo a una guerra civil que traiga a dictadorzuelos peores que los actuales, mas por el otro la necesidad de que los políticos escarmienten y cambien su rumbo de descaro y desfalco.

Justo ahora que la ciudadanía desempolva carabinas para la insurrección, llega un mensaje de paz materializado en anuncios de una rubia cabellera.

No se trata de la publicidad de un champú, tampoco de Yuri o Paulina Rubio ofertando su nuevo disco. Es la modesta promoción de la celebridad local Margarita Arellanes.

Usando la plana completa del periódico, la Alcaldesa de Monterrey y aspirante a la Gubernatura ha convocado a los regiomontanos, y a los mexicanos por añadidura, a reflexionar sobre "los sueños que nos unen".

Gran idea para tiempos turbulentos. Eso es lo que la gente debe hacer: buscar coincidencias con sus gobernantes. ¿Por qué querer tumbar a la clase política si la solución está en un cambio de mentalidad del pueblo? La población tiene que encontrar cosas en común con sus burócratas para entenderlos mejor.

¿Con qué sueñan los políticos que cualquier ciudadano desearía? Ser millonarios, trabajar poco, tener quién les pague gastos y viáticos, conseguir la mejor mesa del restaurante de moda, que la gente se desviva por saludarlos y tomarse una foto con ellos.

¿No está ayudando esta terapia de sueños en común? Una plegaria a Sor Margarita para que a la gente se le ablande el juicio.

Va otra estrategia. Cuando se estudia creación literaria, ya sea cuento, novela o guión cinematográfico, los maestros sugieren idear personajes que provoquen empatía en la audiencia.

Por más terrible que sea el protagonista (un asesino sanguinario, un violador salvaje), debe tener algo que ayude a los espectadores a entender su proceder, a conectar con él.

Por decir, al inicio de la historia se ve cómo el matón despiadado fue un niño tierno abusado por adultos.

¿Cómo...

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