Andrés Clariond Rangel / Al Bailey con Cristina

AutorAndrés Clariond Rangel

En la primera plana de EL NORTE de ayer apareció la noticia de los Diputados locales saltarines. Esos que no se quedan quietos en un sitio, que todavía no se acaban la paleta de limón y ya quieren la de chamoy.

El famoso arte de chapulinear en la política sigue entre nosotros, con diferentes rostros y siglas, pero demostrando que la condición humana es canija y la ambición figura entre sus más arraigadas demostraciones.

El 26 por ciento de los Diputados del Estado busca chapulinear y aventar su responsabilidad antes de tiempo. Aquella intención de instaurar la reelección de Diputados para tener legisladores más profesionales y que le respondieran a sus distritos se fue entre las patas de la necesidad de amarrar un nuevo hueso. Un Diputado aprendiz como Luis Donaldo Colosio que apenas incursionó en política ya se siente preparado para ser Alcalde e incluso Gobernador.

Así de árido luce el panorama de cuadros políticos, no en balde la Alcaldesa de Guadalupe, Cristina Díaz, tuvo que importar de Nayarit a su director de Obras Públicas, Héctor Manuel Montero, quien a fuerza de notas de este periódico sobre su pasado corrupto terminó renunciando.

Cristina, una cazadora de talentos, se dio a la tarea de rastrear por todo México a la persona más capaz. "Yo no dije que fuera honesto", pensará Cristina mientras justifica su decisión.

La misma Cristina, antes de echar fuera a su funcionario cuestionado, mandó decir en un comunicado del municipio que "debe prevalecer el principio de presunción de inocencia". ¿Será válido, entre políticos, seguir aplicando ese principio? ¿No es tan generalizada y rampante la corrupción que un político es corrupto hasta que demuestre lo contrario? ¿Cómo lo puede demostrar? Con su modo de vida, con los testimonios de quienes trabajaron con él o ella.

Pero los políticos siguen escudándose en cuestiones leguleyas y provenientes de su mismo sistema corrupto para probar que son decentes. Ahí está el resucitado Eduardo Bailey, acusado de un quebranto de 359 millones de pesos del Isssteleón en tiempos de Natividad, quien muy digno se presentó en rueda de prensa flanqueado por su familia exigiendo que se declare su inocencia.

¿Qué pruebas irrefutables llevaba Bailey de su inocencia? Un amparo del Juzgado Tercero de Distrito, otro del Tribunal Colegiado y una exoneración del Tribunal Superior de Justicia. ¿Vale esto más que una carta de la mamá de Bailey justificando a su hijo?

En una época en la cual hasta la Suprema Corte de...

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