Amos de la música electrónica

AutorMaría Luisa Medellín

Experimentar, divertirse, retorcer los ritmos. Llevar más allá una cumbia, una bossa nova, mezclarlos con electro rock, dance, funk. Algo así como ponerle las botas de látex y la máscara de cuero a una melodía para transformarla en un sonido distinto. Eso es Kinky.

Y si algo ha fortalecido a esta banda regia que ha llegado a su mayoría de edad, con sus altas y bajas, es que Gil Cerezo, Ulises Lozano, Omar Góngora, César Pliego y Carlos Chairez siguen siendo frescos y atrevidos.

Gil, el vocalista de eterno aspecto adolescente y arquitecto de profesión, cuenta que se conocieron en los 90, entre una ebullición de grupos con propuestas originales, de la llamada Avanzada Regia.

"César tocaba en Edad Media. Yo en Pasto, con Pato Machete, de Control Machete, y Enrique Camacho, baterista de mil grupos. Yo terminé tocando con Camacho y Carlos, hoy guitarrista de Kinky, en Sofá, que era medio trip hop, más downer, todavía rock".

La música electrónica no entraba con la fuerza de hoy. Había quienes la amaban y quienes la odiaban.

Ulises estaba desarrollando la idea de mezclar trip hop con música electrónica y elementos regionales e invitó a Carlos, a quien conoció cuando estudiaban música en Los Ángeles. Éste le llamó a Gil para poner voces; los tres formaron Kinky en 1999.

Meses después Gil invitó a César, y Ulises a Omar, con quien había coincidido en Mamíferos Habituales.

"Fue cuando amarró el grupo", exclama Gil.

De sombrero vaquero, botas, chamarra y pantalón de mezclilla, el bajista César Pliego dice que tenía como 19 años y estudiaba Ciencias de la Comunicación, cuando se unió a Kinky.

"Dije: ¡Adiós escuela, vámonos!, y empecé a tocar con estos batos, que ya son hermanos, y seguimos siendo los mismos".

Kinky ensayaba en el minisótano de un depa que rentaba Ulises y, luego, en casa de Gil. Ambos en San Pedro. También en el estudio de Carlos, en el Barrio Antiguo.

Aunque su música no necesariamente era rock, Ulises, el tecladista y acordeonista del quinteto, dice que se le denominó rock electrónico por la actitud rebelde con la que ejecutaban los instrumentos en vivo.

"La música de Kinky es para bailar, fusionada con géneros desde el techno hasta el house, con esta parte regional mexicana y latinoamericana, donde nos gusta combinar cosas cumbieras con otras medio rancheras o cubanas, porque estamos abiertos a cualquier experimento", describe Ulises, alto, blanco y de bigote, con gorra y lentes oscuros.

Le dicen "el licenciado" porque estudió...

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