Amistad que vale oro puro

AutorMario Abner Colina

Desde que a los 10 años, cuando crecía con su familia en Chicago, tuvo su primer perro, Harrison Ford sintió la necesidad de vivir con compañía canina.

Ama a los perros, dice, por su sensibilidad, transparencia de emociones, lealtad a prueba de fuego y reciprocidad de amor.

"He tenido perros desde entonces. En mi familia tenemos tres, rescatados, que provienen de refugios porque alguien no quiso o no pudo quedárselos", comenta la leyenda hollywoodense al respecto.

Tras un lustro sin actuar en películas ajenas a franquicia alguna, Ford se embarcó, motivado por ese amor por los animales y su activismo medioambiental, en El Llamado Salvaje.

A estrenarse mañana, es la adaptación de la novela de Jack London sobre un perro que, durante la fiebre del oro en el Klondike canadiense del siglo 19, ve despertar sus instintos más primitivos y salvajes.

Irónicamente, el histrión, de 77 años, no se vio en el rodaje forjando una relación poderosa con un can-actor, sino una muy divertida con un hombre, experto en capturas de movimiento, que interpretó a Buck.

"Terry Notary es un artista físico muy dotado, gimnasta, que participó en el Cirque du Soleil. Lo usamos para representar a Buck, y luego era ilustrado con gráficos", dice.

"He trabajado con perros antes. Siempre es complicado, toma tiempo, no siempre te obedecen, pero actuar es pretender que sucede algo que no es real; entonces, actuar con un perro inexistente no fue tan distinto".

Dirigido por Chris Sanders (Cómo Entrenar a Tu Dragón), el largometraje de aventuras fue rodado en espectaculares escenarios naturales de la Canadá profunda, registrados por el fotógrafo Janusz Kaminski (Caballo de Guerra).

Buck, travieso...

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