Alfonso Reyes: 'Una mala comida no se recobra nunca'

AutorAdriana Durán

Sólo un destacado ensayista, traductor, poeta, editor y cuentista como Alfonso Reyes, entra además al mundo del sibarismo para conjuntarlos, darle pulso a sus ideas y obtener letras que alimentan al intelecto y al estómago.

El 17 de mayo figura en el santoral como el día de San Pascual Bailón, santo de los cocineros, nacido en la Pascua de 1540 en Torreblanca, en Zaragoza, España. El mismo día, o sea ayer, pero del año 1889, el escritor obtuvo la vida en Monterrey.

Reyes sintió admiración por San Pascual, al que le escribió poemas, décimas en acrósticos y pensamientos.

"Era muy querido San Pascual Bailón en la casa de mi abuelita, ya que también era la fecha de cumpleaños de mi abuelo Alfonso Reyes", comenta Alicia Reyes, nieta del escritor y directora de la Capilla Alfonsina.

Desde su niñez, Alfonso gozó de los platillos de la nana Emilia, llamada cariñosamente Lili; por ejemplo, en el desayuno prefería los chiles rellenos de queso o huevos rancheros.

Tenía un gran amor a las tortillas de harina, mole de guajolote y la machaca con huevo, agrega, y para acompañar la comida prefirió el vino tinto de Santo Tomás.

"En una ocasión el Presidente Miguel Alemán le obsequió a mi abuelo un costal de granos del mejor café. En esos días la casa se inundaba todas las mañanas del delicioso aroma de café tostado", narra Alicia.

Uno de los más conocidos escritos de Reyes es Memorias de Cocina y Bodega. En él relata 10 descansos de cocina, juego literario en torno a una cena, donde describe una serie de situaciones relacionadas a la comida.

Uno de sus textos chuscos tiene como protagonista a Pierrette, personaje de 99 años y 11 meses, quien al comer en su cama sintió que le llegaba su hora y la pobre se puso a gritar: "¡Pronto, pronto, tráiganme el postre, que me voy a morir!".

En el primer descanso narra la gastronomía española, conocida a través de la fabada, paellas, pescados y mariscos, especialidades del restaurante La Viña en ese país.

"Eran malos tiempos, la más dura prueba de mi vida, aunque la recuerdo con deleite. Yo no comía mucho, situación nueva para mí. Pero aquí nació mi afición, pues, como define Julio Camba en La Casa de Lúculo, con frase perfecta, 'en la falta de recursos es donde comienza el apetito, base de la gastronomía' ", escribe Reyes.

Tras deleitarse con las delicias mediterráneas llegó a París, donde se dedicó a marcar en un mapa las principales casas de...

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