Alejandra Rangel/ Los rostros de la globalización

AutorAlejandra Rangel

¿Qué tan conscientes estamos del problema de la globalización?

De acuerdo a las actitudes de la sociedad, pareciera existir una falta de conciencia o bien una incredulidad respecto a su poder. Tal vez sea más fácil descubrirla obvia y presente en algún otro país y no en el nuestro.

Pongamos por ejemplo la ciudad de Tokio, Japón: observar su arquitectura, costumbres, cultura culinaria, los grandes rascacielos que compiten con los neoyorquinos, la torre de telecomunicaciones, imitación de la Eiffel en París, el puente llamado Rainbow, similar al Golden Gate de San Francisco, nos provoca la sensación de encontrarnos en cualesquiera de las grandes ciudades del mundo.

Lo cosmopolita en este espacio de Oriente se lee como sinónimo de lo actual y se apodera de la forma de vestir, los cortes y tintes de pelo entre los jóvenes, los restaurantes de "fast food", sus galerías y boutiques que exhiben lo último del diseño occidental.

Frente a estos mensajes surge la pregunta, ¿y sus casas tradicionales?, ¿los templos budistas y sintoístas?, ¿las casas de té?, ¿los maravillosos jardines que muestran una estética refinada que permite detener el crecimiento de los árboles y arbustos y modelar sus formas?

Lo peculiar, la cultura forjada por generaciones de mujeres y hombres, se ha escondido tras los edificios de apartamentos, el mundo del trabajo y las finanzas.

Una aparente arbitrariedad de los significados y una sociedad sumergida en el pragmatismo que formó a varias generaciones para fortalecer el crecimiento económico del país y olvidó la sabiduría de sus ancestros con la cual forjaron la visión de un mundo original y propio.

Sin embargo, esta sociedad nipona ha empezado a reaccionar contra la imposición global, o al menos lo intenta mediante nuevos programas educativos dedicados a la población infantil, y al rescate de tradiciones y valores en los cuales se ha decidido retomar a la cultura como factor esencial de la educación.

En nuestro medio, esta preocupación parece reflejarse en una nueva conciencia respecto a la importancia de la cultura y dentro de ella a las artes.

Pensamos esto después de visitar la escuela Pablo Livas ubicada en la colonia Anáhuac en San Nicolás, previa invitación del Secretario de Educación a algunos promotores culturales con el fin de observar un periodo de clase durante el cual se aplicaba el proyecto de Desarrollo de las Habilidades del Pensamiento, conocido como DIA, por sus siglas en inglés, que consistía en el análisis...

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