Alejandra Rangel / Transformar la conciencia

AutorAlejandra Rangel

En una de sus recientes intervenciones, López Obrador invitó a la población a propiciar una "revolución de las conciencias," llamamiento de suyo innovador más allá de las pasiones y desbordamientos que aparecen cuando el líder de la coalición por el Bien de Todos se pronuncia. Lejos de situaciones partidistas, odios y exaltaciones, lo importante es detenernos en lo que implica su discurso, sobre todo si tomamos en cuenta la pluralidad de significados y sentidos que se interpretan al hablar de transformar las mentalidades sin el uso de armas o violencia.

El término revolución conlleva la noción de cambio y pone de manifiesto la necesidad de desarrollar un nuevo modelo que explique la realidad, sus fenómenos sociales y científicos, así como los conocimientos recientes, con el fin de responder a las transformaciones tecnológicas, las crisis y visiones de cada época.

El señalamiento a emprender una revolución de las conciencias, que han pronunciado múltiples voces a lo largo de la historia, hoy cobra actualidad y presencia en un momento de crisis tanto política como social, crisis que golpea lo público y privado de la vida ciudadana. Por ello, la revolución así evocada actúa sobre la inteligencia y se descubre inaplazable: liberarnos de la mentira, la violencia, injusticia, corrupción, crimen y falta de honestidad, por mencionar algunos lastres.

El País vive los efectos de la polarización, el crimen organizado, la influencia del narcotráfico y sus venganzas ejecutadas a sangre fría cuando se lesionan sus intereses incrustados en las instituciones, en ocasiones con complicidad de las mismas, o cuando se interfiere en sus territorios y sus relaciones de poder.

Acabamos de ser testigos de la muerte de un prestigiado profesionista y funcionario público: Marcelo Garza, hacia quien todos vertimos nuestra sensibilidad por la crueldad e injusticia del hecho, por su juventud y capacidad, por su familia. Desafortunadamente, la historia no regresa para enmendarla y estamos ante un retorno sin fin. Sin embargo, esta muerte y tantas otras imponen como reflexión si de verdad podemos transformar una realidad social de suyo contradictoria y huidiza.

Se habla de la complicidad del silencio y la pérdida de la dignidad, el abuso de los fuertes sobre los débiles, el cinismo de la doble moral, una guerra de incredulidades y deslealtad. Hay quienes consideran que si queremos orientar a la sociedad hacia otros fines verdaderamente revolucionarios, éstos deberían ser...

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