Alejandra Rangel / Simulación democrática

AutorAlejandra Rangel

El momento electoral que vivimos en México representa una fantasía colectiva tanto para ciudadanos como para candidatos.

Se cree que los debates son la última oportunidad que se tiene de cambiar el rumbo de las posibilidades de los partidos y sus propuestas, pero no deja de ser una ilusión.

Se trata de un juego perverso de quienes piensan que la democracia, al debatir ideas, tiene efectos mágicos sobre quienes escuchan, mientras el público sabe que nada o muy poco de lo ahí dicho se hará realidad.

La intención es manipular las emociones, pero no analizar y debatir los problemas y menos solucionarlos.

Entre los tiempos que separan a los distintos debates abundan los comentarios, las críticas, las propuestas de modelos de acuerdo con las ideologías, cuyos fines son políticos y sociales, más que económicos o intelectuales. Después viene el desencanto.

La sensación o estado de ánimo que se percibe entre los ciudadanos es de desconfianza hacia lo que los candidatos dirán, desde el principio saben que se trata de conseguir votos, crear alianzas, mas no de hacer pensar a los escuchas y menos cumplir sus promesas.

Todos los participantes tienen un fin, o al menos lo piensan: ganar las elecciones, a sabiendas que este camino ya casi se cerró y pocas cosas podrían abrirlo, aunque se insista en la última oportunidad para atraer la aprobación de los indecisos.

Por ejemplo, tenemos a José Antonio Meade, representante del partido en el poder, su peor enemigo, porque no podrá deslindarse de quienes lo propusieron y apoyaron.

López Obrador no tiene problemas con lo político y su contacto con el pueblo, sino con su forma de argumentar y su temperamento.

Ricardo Anaya debe luchar contra su arrogancia, un joven preparado e inteligente que se ha quedado rezagado.

De los "independientes" -quien sabe qué tan independientes- Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, no hay mucho que comentar salvo que su afán por el poder los ha llevado a situaciones ridículas con cero posibilidades. Lo mejor sería que se retiraran.

Este primer encuentro no será decisivo y tampoco los siguientes, pues los electores, en su mayoría, ya eligieron o mantienen sus preferencias, salvo algunas excepciones.

Lo que sería interesante es que los candidatos plantearan en este...

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