Alejandra Rangel / Leer para vivir

AutorAlejandra Rangel

Andrés Manuel López Obrador ha dado el banderazo de salida al proyecto que ofreció desde su campaña: desarrollar 100 universidades en el País, programa que supone tendrá un gran impacto en las comunidades alejadas de las grandes ciudades para apoyar a jóvenes que no tienen acceso a la educación universitaria.

Los criterios de selección para crear estos centros de estudios fue la diversidad poblacional, la nula oferta de planteles que ofrezcan estudios universitarios en las regiones y el nivel de rezago social.

La pretensión es que operen en sedes provisionales y que cualquier joven tenga acceso a la educación superior, ampliando las solicitudes de los estudiantes, pues en este año escolar 9 de cada 10 jóvenes fueron rechazados.

La intención es abrir 32 mil espacios en 100 planteles, y por lo pronto los Diputados federales y estatales de Morena hicieron una aportación para sostener este Programa de Escuelas Universitarias.

Los planteles serán instalaciones comunitarias, algunas ya existentes, donadas en comodato por campesinos, comisionados o bien por los municipios, en las cuales se planean ocho ciclos escolares de 14 semanas cada uno para jóvenes entre 18 y 29 años.

Pareciera una propuesta inalcanzable, sin embargo, es tiempo de imaginar otras maneras de provocar el cambio que se requiere. Aparte pudiera enriquecer el rumbo y emprender otras búsquedas para atender el problema de la marginación y la violencia.

Uno de los puntos a rescatar es la creación de un proyecto de educación imaginativo, el cual seguirá ampliándose en la medida de su eficacia y resultados. En este contexto las pruebas PISA para evaluar el desempeño en ciencias, matemáticas y lectura salen sobrando y no deberían ser una medida de comparación para los estudiantes.

Hay que salir de los viejos esquemas y plantear otras formas de concebir la educación en este siglo de grandes transformaciones tecnológicas. Debemos integrar a todos los jóvenes y rescatarlos de las desigualdades y la falta de oportunidades. Es urgente romper formas de educar ya obsoletas y preguntar hacia dónde vamos.

Cada generación hereda los conocimientos y habilidades de la anterior que en ocasiones la aniquilan; en otras la engrandecen, pues son culturas vivas y cambiantes. Ojalá que la...

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