Alejandra Rangel / Fantasmas del futuro

AutorAlejandra Rangel

La violencia en México cobra dimensiones inesperadas. Nos encontramos inmersos en una pesadilla o ante los efectos de una maldición que cada día nos acerca peligrosamente a una guerra brutal y a la destrucción de todos contra todos. La matanza de 16 jóvenes que asistían a una fiesta en Ciudad Juárez, la mayoría estudiantes de preparatoria, y el asesinato de otro grupo también de jóvenes acribillados en un bar de Torreón resultan hechos inconcebibles.

La cantidad de muertos, 17 mil en este sexenio, se sustenta en el fracaso de un combate fallido. Aunque nos resistamos a aceptarlo, se vive una derrota complicada y compleja por la serie de elementos que contiene la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, propiciada por un Gobierno falto de inteligencia y desconocimiento para entender las dificultades de la tarea.

En este transcurrir de asesinatos y persecuciones surgen varias conjeturas en torno al problema: ¿se trata de una guerra entre militares con el fin de empoderar a la institución y sus grupos de élite? ¿O por el contrario se libra una batalla entre el Ejército y el narcotráfico o la pelea es entre policías federales, estatales y municipales contra la milicia y a su vez éstos contra los paramilitares?

Nadie sabe, no existen las respuestas y, por supuesto, siempre aparecen las explicaciones en un intento por tranquilizar a la sociedad como sucedió en el caso de los jóvenes de Juárez: inmediatamente había que criminalizarlos. La autoridad se encargó de sembrar sospechas para disimular los altos costos de la violencia y de las muertes diciendo que eran pandillas, grupos de suyo estigmatizados, había rivalidades entre ellos, en "algo" andaban. Pero ¿dónde estaban sus armas, sus vigilantes o los indicios de su pertenencia?

Se ha montado un escenario para decir que en el celular de uno de los estudiantes se encontró la fotografía de un arma propia de sicarios. ¿Será posible que intenten fundamentar la relación con el crimen por ese "hallazgo"? La Procuradora de Chihuahua aclaró que se trataba de jóvenes inocentes sin contactos con el hampa. Lo cierto es que la sociedad ya no cree en estos artificios que intentan encontrar culpables y la situación es tan delicada que se vuelve imposible abordarla por la cantidad de intereses involucrados.

El Estado decidió hacer la guerra y ahora confiesa que no es por las armas y la lucha bélica como se logrará reducir la destrucción y controlar el caos. De nuevo Felipe Calderón anuncia otra...

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