Alejandra Rangel / Aceptar la mentira

AutorAlejandra Rangel

El principio de considerar a las personas inocentes hasta no demostrar lo contrario no ha podido institucionalizarse en México y asimilarse como parte indispensable de la cultura. Por el contrario, la sentencia de culpabilidad pesa de antemano sobre los ciudadanos y muestra una sociedad a todas luces injusta e inhumana que no se distingue por el respeto a los derechos humanos ni a los principios universales que hablan de la civilidad de los pueblos.

El reciente documental "Presunto culpable", dirigido por Roberto Hernández y por Geoffrey Smith, muestra estas carencias y hace un fuerte llamado a la responsabilidad social, a la toma de conciencia de las debilidades, ignorancia e injusticia que en materia penal, elaboración de juicios, seguimiento de los procesos y formación de jueces y magistrados padecemos. Las lentes han abierto la cloaca del sistema judicial y policial y han permitido mirar al interior de un universo en estado de putrefacción.

La indignación que causa observar al protagonista José Antonio Zúñiga Rodríguez, declarado culpable sin juicio ni pruebas previas, desalienta y frustra: preso a los 26 años por un crimen que no cometió, víctima de la Policía y del primo de la víctima, quien es el testigo, con testimonios a su favor de tres personas vecinas en Iztapalapa que declararon que el día del asesinato estaba trabajando.

Confinado en una celda donde convive con 20 personas en un hacinamiento total, durmiendo debajo de una litera con cobijas en el suelo, intentando sobrevivir a través de la música y la danza, el hip hop, que practica durante los ratos libres, compositor de sus propias canciones.

Gracias a los abogados Roberto Hernández y Layda Negrete, quienes estudiaron de manera especial el caso, y de Rafael Heredia, el abogado defensor que aceptó trabajar sin pago, pudieron exponerse las irregularidades del juicio. José Antonio, a pesar de ser inocente, llevaba dos años en la cárcel, y de no ser por su novia y los abogados dispuestos a ayudar, hubiera cumplido una pena de 20 años en prisión. Insólito, mas no en México.

Las cámaras entraron al juicio y expusieron la ignorancia del juez y la inmoralidad de la fiscal que cuando la interrogan acerca del porqué lo acusaba después de ver los errores en los procedimientos, responde "porque ésa es mi chamba". ¿Dónde quedó la verdad, la justicia? Y vamos presenciando a lo largo del proceso las declaraciones de los policías judiciales que fabrican culpables, inventan delitos, y...

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