Alejandra Rangel/ Educar, ¿para qué?

AutorAlejandra Rangel

El inicio de las actividades escolares nos ofrece la oportunidad de replantear la pregunta: educar, ¿para qué? Pregunta que surgió como tema del Tercer Coloquio Internacional organizado en noviembre de 1999, en el cual especialistas nacionales y extranjeros intercambiaron ideas y aportaron reflexiones y propuestas, entre las cuales sobresalieron: ¿queremos educar para la productividad y para la competencia internacional, o para la solidaridad? ¿Queremos formar mexicanas y mexicanos o solamente personas para el mundo globalizado? Educar, ¿para la libertad o para la justicia social? Educar, ¿para la competencia o para la convivencia en la diversidad?

Sabemos que la educación es el impulso del cambio en las sociedades, que los saberes se vuelven obsoletos en muy poco tiempo y que a nuestra época le urgen ciudadanos que contribuyan a resolver problemas y desigualdades con prontitud, para propiciar un desarrollo más justo y humano, plural e incluyente de la sociedad.

Los niveles de educación de una sociedad inciden directamente en las posibilidades de su desarrollo y crecimiento. Por lo tanto, es indispensable la reflexión constante en torno a las prácticas educativas y sus modelos de enseñanza, convertir al pensamiento crítico en el punto focal de la educación, que los estudiantes entiendan el porqué del proceso del aprendizaje y de la enseñanza.

Una de las pretensiones en materia educativa sería que supiéramos: retener el conocimiento, comprenderlo y usarlo activamente, que las escuelas estuvieran conformadas para pensar y no para repetir de memoria datos que dentro de unos cuantos meses se habrán olvidado. Problema muy difícil de combatir, pues aunque los maestros y los libros de textos inciten a sus alumnos a ejercitar la reflexión, las evaluaciones del conocimiento están sustentadas en exámenes de memorización y el círculo se vuelve interminable.

Algunos estudios han concluido que sólo podemos enseñar a los niños a aprender si cambiamos nuestras representaciones sobre la inteligencia y el aprendizaje porque de esa manera podremos modificar las interacciones entre estudiantes y profesores en el aula. La base del entendimiento de la enseñanza va más allá del dominio de la asignatura, tenemos que cambiar nuestras representaciones de lo que creemos que deben ser las escuelas y las aulas y dejar de pensar que el modelo de buena escuela es aquella a la que cada quien asistió.

Hace falta comprender...

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