Alarma infancia violenta

AutorDaniel Santiago

Juegan al delincuente, pero no al inocente "policías y ladrones". Estos niños y adolescentes se adueñan del rol de secuestradores, sicarios o violadores sexuales, pero no se limitan a simular.

Ellos torturan, hacen sufrir e, incluso, asesinan.

En las últimas semanas han impactado los casos de menores de edad que en pandilla muestran la saña y la violencia extrema a la que puede llegar el ser humano.

El pasado mayo, en Chihuahua, Christopher Raymundo Márquez, de 6 años, fue atado de pies y manos por cinco de sus vecinos de entre 11 y 15 años de edad para jugar "al secuestrado".

Christopher murió tras ser apuñalado y apedreado en el rostro por los mismos chicos.

En otro punto del País, en Tampico, el viernes se reveló que una niña de 7 años fue víctima de siete compañeros de segundo año de primaria que la sometieron, intentando "jugar a la violación" dentro del salón de clases.

Estos hechos hablan de los efectos de la violencia en las calles y en las casas, coinciden especialistas, pero también de un desorden del comportamiento que, si se detecta a tiempo, pudiera frenar el desarrollo de un criminal en potencia.

1 ¿CUESTIÓN DE JUEGO?

Psiquiatras y psicólogos señalan que lo que llevó a los adolescentes de Chihuahua a cometer el crimen contra Christopher, o a los niños de Tampico a simular la violación de una niña, podría ser un trastorno disocial.

Se trata de comportamientos en los que un menor transgrede persistentemente las normas y los derechos de los demás, aparentemente sin culpa y con una nula empatía.

Amenazar a los otros, iniciar peleas físicas, mostrar crueldad hacia los animales, mentir y destruir propiedades ajenas son algunas conductas que, si al menos tres se presentan continuamente, ameritan una evaluación médica, señala la guía clínica del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.

Estas conductas pueden ser observadas desde los 5 o 6 años de edad, apunta la psiquiatra infantil Myrthala Juárez, ex presidenta de la Asociación de Psiquiatría Infantil y de Adolescentes del Noreste.

"En el inicio de peleas físicas, crueldad hacia otros niños, contra animales, mentiras, a los 5 años es detectable", comenta.

Sin embargo, a veces los papás se niegan a reconocer que sus hijos tienen conductas violentas.

"Los papás ven estos juegos y piensan que es un juego y no les ponen atención, lo minimizan. 'Están jugando' (dicen los padres). Y eso va escalonando", apunta Juárez.

2 CRIMINAL EN POTENCIA

El trastorno disocial, reporta el...

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