Agustín de Iturbide: Del trono al paredón

AutorAhmed Valtier

En su momento de triunfo, cuando entró a la Ciudad de México montado en un corcel blanco a la cabeza del Ejército Trigarante, el General Agustín de Iturbide fue ovacionado por el pueblo. Coplas y poemas lo llamaron "Redentor de la Patria" y "Salvador de la Nación".

México surgía como una nación nueva e independiente, terminando así sus lazos con España. Sin embargo, la efervescencia por este caudillo pronto adquiriría otro rumbo.

En menos de tres años, el consumador de la Independencia sería declarado enemigo de la patria y ejecutado sumariamente en Tamaulipas. Pocos personajes en la historia de México han tenido un ascenso tan rápido y una caída tan vertiginosa.

Oficial del ejército realista, Iturbide se destacó en un principio en la lucha contra los insurgentes. Nombrado Comandante General del Sur, en 1821, entró en negociaciones secretas con Vicente Guerrero, el principal caudillo libertador, para unificar fuerzas y formular un plan de independencia.

El 24 de febrero promulgó el Plan de Iguala, mediante el cual se manifestaba por una completa separación entre México y España. Iturbide estableció tres principios o garantías básicas: Religión, Independencia y Unión entre todos los habitantes de la Nueva España. También creó un ejército, llamado Ejército Trigarante (tres garantías), para respaldar su plan.

La mayoría de los historiadores concuerda en que el Plan de Iguala constituye un golpe maestro de la política, ya que ofrecía beneficios para todos. A los españoles les garantizaba la conservación de sus propiedades y sus puestos públicos; mientras que al resto de la población, ya fueran criollos, indios o mestizos, se les daba al fin una igualdad jurídica como ciudadanos.

El plan fue recibido con gran aceptación, y pronto insurgentes y realistas, mexicanos y españoles, comenzaron a adherirse por todo el territorio.

"Seis meses me bastaron", escribió Iturbide en sus memorias, "para desatar el apretado nudo que ligaba los dos mundos. Sin sangre, sin incendios, sin robos ni desgracias, mi patria fue libre".

Cuando en agosto de ese mismo año llegó a México el nuevo Virrey, Juan O'Donojú, no tardó en darse cuenta de que prácticamente todo el País apoyaba el Plan de Iguala.

Consciente de representar una causa perdida y de que la separación de México con España era ya un hecho inevitable, O'Donojú decidió entrevistarse con Iturbide en Córdoba, Veracruz, para firmar un convenio. Conocido luego como el Tratado de Córdoba, en él aceptó los puntos...

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