Adonis es mi casa

AutorJeannette L. Clariond

El sol cae rojo sobre el Nilo adensando el silencio del agua. El canto del almuecín se esparce entre cedros, dunas, florecidos ramos del estío, en inusitada quietud. Es julio de 1986, en Cairo. Cuarenta y ocho grados a la sombra, la eufonía de la plegaria se extiende por los mil minaretes, un aire de nostalgia nos regresa a casa: esa sensación de manos de ternura, los rayos de sol filtrándose por la veneciana, el aroma del café, el algarabío de las tías al rasgar el sobre que llega de Líbano. La plegaria del minarete reabre mis entrañas. Todo canto es oración, y toda oración un canto. Estoy en mi primera casa. No es una copia traída de acá o de allá, es la re-vivencia de un hogar.

Ahora es julio del 2004, en Tampico. Veintiocho grados al atardecer. El sol deshila sus rayas naranja en la mancha del Golfo. El negro se desliza en el agua y las sombras del ocaso evidencian el eco de otro canto. Es el canto de un poeta que semeja un almuecín. Su voz es canto que devoción convoca. De nuevo mis entrañan se agitan, reabren, buscan resarcir la primera voz. Esta voz llega de Siria, de Beirut, de París... no es realmente un almuecín sino la voz del poeta, que, de pie, y con las manos alzadas hacia lo alto, entrega su voz en racimos de vida. Los asistentes guardamos silencio, su voz es Poesía y es Plegaria, un llamado de amor, una llama que arde. Sobre sus hombros cae la blanca bufanda como abiertas alas de cigüeña. Su nombre, Alí Ahmed Saíd Esber, su seudónimo oriental, Adonis, que no ha tomado del bello personaje griego. El Adonis oriental lleva raíz fenicia y quiere decir: el que viene de Caná, el que es mi Señor. Más que belleza, su nombre significa renovación, agitador de aguas, el que piensa la mancha.

Nacido en 1930 en Al Qassabin, una aldea al norte de Siria, con 13 años recitó un poema de su cosecha delante del presidente del país, de gira por la comarca. Cuando éste le ofreció una recompensa, el muchacho respondió: "Ir a la escuela". Más de siete décadas después, el escritor lo cuenta como si le hubiera pasado a otro, aunque recuerda con admiración la buena memoria de aquel niño: "Me sabía la poesía árabe completa, el Corán, todo. ¿Ahora? Se me ha ido olvidando. Para crear hay que olvidar. Uno de los problemas de los árabes es que viven en su memoria, no en la vida". Es -además de un grandísimo poeta- un pensador lúcido, y antólogo de la poesía árabe. Adonis el poeta sirio, nacido en un pequeño poblado asolado por la guerra huyó a Beirut, vivió cerca de la Universidad Americana, entre libros, plantas, viajes, diálogos y una lealtad que no le permitirá salir hacia Francia en 1982, durante los bombardeos a Beirut. Podría haber dejado la ciudad, pero no quiso hacerlo cuando más sufría.

Al escucharlo leer en Tampico ese 2004, su voz se me reveló sagrada. Su sinceridad incita a tener fe, a creer. No busca reconocimientos, busca cambiar. Me recuerda al...

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