Administración de Tecnología / Un ingeniero y un científico

AutorEnrique Canales

El mundo del trabajo es muy diverso y sería imposible para las universidades preparar a todos los ingenieros exactamente como sus obligaciones o expectativas laborales le van a exigir.

Dentro de toda esa variación, observo ciertas constantes: los ingenieros mexicanos tendemos a resolver un problema de operación en términos muy burdos; somos entrones y agresivos, no nos detenemos lo suficiente como para hacer un buen diagnóstico de la situación. Hagan la prueba, no estoy exagerando.

Ante un problema de producción, convoca a dos ingenieros por separado y pídeles que te hagan un diagnóstico de la falla y luego una estrategia para arreglar el daño. Lo más probable es que cada quien por separado no se quiera entretener en hacer ningún diagnóstico ni algunas notas sobre la estrategia para arreglar el daño, sino que ambos pretendan meterse a moverle a la máquina, para encontrar la falla con las manos y los ojos, moviendo de pasada muchos controles, muchos fierros y dejando el daño a otro nivel de complicación.

En otras palabras, la cultura de ver la máquina como una expresión matemática de física o de química se les complica mucho a nuestros ingenieros. La falta de comprensión de los fenómenos del mundo, en términos de variables y fórmulas, le impide funcionar como ingenieros pensantes y calculadores y devienen en "ingenieros todo terreno", buenos para la chamba, pero malos para calcular nuevas oportunidades.

Entonces esta falta de rampa de cálculo y de ingeniería de diseño hace que en nuestro país no existan muchas ligas productivas entre un ingeniero y un científico. El ingeniero tiene problemas de producción porque no puede ver que tiene problemas de ingeniería. El científico, encerrado, ni siquiera tiene curiosidad de comprender los problemas operativos y de producción desde el punto de vista científico.

El científico, en el mejor de los casos, cuenta con una disciplina y un método riguroso que requiere de variables medibles y de situaciones claras, en donde las causas y efectos son identificados y que el resultado es una función expresada matemáticamente. El científico verdadero estudia y entrega nuevas relaciones de variables que producen un resultado predecible y comprobable.

Pero su mundo es en apariencia muy abstracto, aunque esas formulaciones son enteramente reales y si se saben interpretar pudieran tener un impacto en la producción determinante para competir.

Pero nuestro ingeniero vive en el mundo de las cosas y las pocas matemáticas...

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