Adiós a un gran señor
| Autor | Karla Delgadillo |
Una vida plena y llena de amor, que supo gozar al máximo a pesar de los momentos difíciles que le tocaron vivir, fue la que tuvo Manuel Garza Madero, quien falleció el 13 de octubre.
Tras luchar contra una enfermedad que lo aquejó en los últimos tiempos, falleció a los 88 años de edad, dejando un sin fin de enseñanzas y grandes recuerdos en todos los que convivieron con él.
Para ellos, sin duda alguna fue un gran hijo, esposo, padre, abuelo, bisabuelo y amigo, pues en cada una de estas etapas destacó, dando siempre lo mejor de sí mismo.
Vivió de la mano de su familia, la cual era su principal razón de existir y procuró en todo momentos su bienestar; primero a lado de sus papás Carolina Madero de Garza Nieto y Manuel Garza Nieto (finados), y después junto a su esposa Martha Tijerina de Garza.
Con ella contrajo matrimonio el 3 de agosto de 1954 y formó una hermosa familia integrada por sus cinco hijos: Martha Elena, Manuel, Gustavo, Andrés (finado) y Paulina Garza Tijerina, 19 nietos y 28 bisnietos. Sus hijos políticos son Adrián Páez (finado), Patricia Ortiz de Garza, Martha de Garza, Diana Tamayo de Garza y Daniel Villarreal Iglesias, respectivamente.
Junto a ellos vivió momentos inolvidables, que ahora atesorarán como grandes recuerdos.
Se distinguió por ser una persona recta, sincera, que defendía siempre su punto de vista, muy trabajador y sobre todo con un gran corazón, pues siempre estaba dispuesto a ayudar a los más necesitados, y por lo general, lo hacía con total discreción.
Su carácter bromista, alegre y platicador lo llevó a cosechar muchas amistades, las cuales conservó a lo largo de sus más de ocho décadas de vida. Frecuentemente procuraba a sus amigos, con quienes convivía y compartía algunas de sus aficiones, como el golf y la cacería.
En el aspecto laboral fue un destacado empresario. Entre sus actividades está el haber sido Gerente General de Relaciones de Empaques de Cartón Titán S.A.; antes fue jefe de compras de Troqueles y Esmaltes, S.A.
Además, perteneció a los consejo directivos de varias empresas, y formaba parte del Club de Industriales y el Casino Monterrey.
Por cada una de sus acciones y todo el amor que derrochó entre los que lo conocieron, deja un gran legado y ejemplo de vida, el cual perdurará por siempre.
Para despedirlo, se ofició una misa de Cuerpo Presente el martes 13 de octubre, en la Capilla de Fátima, en donde sus familiares lo recordaron con mucho cariño.
Descanse en paz.
EN VOZ DE SUS SERES QUERIDOS
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