500 años de historia y leyenda

AutorAntonio Bertrán

FOTO: STAFF

El director médico del Hospital de Jesús cree en los milagros. El doctor Gerardo Arellano Piña incluso está convencido de que en la centenaria institución donde labora desde 1984 reina, "como dirían los chavos, una buena onda o buena vibra".

En "plan de broma", al médico internista y apasionado de la historia del hospital más antiguo de América le gusta decir que la obra "está protegida por la Purísima Concepción y por el espíritu de Hernán Cortés".

¿Por qué en plan de broma?

Es para hacerlo jocoso y que la gente lo entienda. Es como cuando decimos que a este País no se lo acabó el PRI gracias a la santísima Virgen de Guadalupe, en la cual no todos creen, pero ahí está. Cuando el temblor (de 1985) fuimos testigos de milagros, para mí son milagros: el rescate de los bebés del cunero que se colapsó junto con todo el edificio, en el Hospital Juárez. No me acuerdo si fueron 8 o 12 bebés los rescatados.

¿A usted le tocó estar en esos operativos?

No así participando directamente no, pero íbamos al Hospital Juárez y veníamos porque varios de los médicos que laboraban aquí (en el de Jesús) eran del Hospital Juárez y había un vínculo en ese sentido.

La historia del Hospital de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora y de Jesús Nazareno, que en 2024 celebrará 500 años de haber sido fundado por el mismísimo Hernán Cortés, abunda en leyendas milagrosas. Incluso en la iglesia contigua, que estuvo bajo la protección de su Patronato, hasta la fecha tienen lugar ceremonias de sanación.

El sitio para la construcción del edificio que, consumada la conquista de Tenochtitlan, le asignó el geómetra Alfonso García Bravo, autor de la primera traza de la Ciudad de México, era conocido como Huitzillan, "lugar de colibríes" en náhuatl. Estaba asociado al dios Huitzilopochtli y, según una conseja prehispánica recogida por María Elena Sodi de Pallares en Historia de una obra pía (Ediciones Botas, 1956), en una época de larga sequía ahí brotó milagrosamente agua.

Cortés fundó la institución de salud "en descargo y satisfacción de cualquier culpa o cargo que pudiese agravar mi conciencia", según declaró en su testamento, citado por la mencionada autora en su monografía, la más completa sobre El Hospital de Jesús en la Historia de México, como advierte el subtítulo.

"Cuando Cortés funda el hospital, se habla en el libro de la maestra Sodi de Pallares, experimenta una serie de sentimientos encontrados", refirió el doctor Arellano, quien esquivó con una sonrisa ser llamado el cronista del Hospital de Jesús.

"Primero está la cuestión de que la conquista tuvo sus aspectos sangrientos; segundo, la cuestión de las epidemias y otras enfermedades que trajeron los españoles, que a ellos también les empezaron a perjudicar aquí, hizo necesario tener un lugar donde atenderlos".

El hospital fue destinado en un principio a la atención de los españoles, con médicos venidos con los soldados como Cristóbal de Ojeda, pero muy pronto incorporaron la herbolaria indígena y empezaron a atender también a los "naturales" y demás castas de la colonia (mestizos, mulatos, cambujos, negros, etc.).

De ello da cuenta el relato de uno de los muchos "milagros" ahí ocurridos, que fue consignado por el jesuita Alonso de Andrade:

En 1584 llegó a la fundación sanitaria una india muy pobre y "extremadamente devota de la Virgen María". En ese momento la institución padecía por la carencia de fondos y había pedido a varios enfermos abandonar sus instalaciones.

"La situación era tan crítica que los capellanes, médicos, barberos, cirujanos mayores y menores, el administrador, sirvientes y esclavos habían abandonado...

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