Ximena Peredo / Ayotzinapa para niños

AutorXimena Peredo

Hace tres días el Procurador Murillo Karam salió a decretar una verdad sobre el destino de los 43 normalistas que no será histórica. Dos horas después de su rueda de prensa, el País ejerció un derecho antes inimaginable: decidir sobre su memoria, tomar cuenta del recuerdo que seremos.

Luego de que el Procurador dio por cerrado el caso, muchos contestamos al unísono: ésa no será la historia que aprenderán nuestros hijos.

Ya los padres de los 43 normalistas y sus defensores, así como agencias internacionales de derechos humanos, han externado sus razones para no creer en lo que Murillo Karam catalogó como "verdad histórica de los hechos". Según la versión del Procurador, en México la gente desaparece y puede ser declarada muerta sin que sus restos sean presentados.

Pero la memoria colectiva es el nuevo fiel de toda balanza histórica. Qué recordamos es una decisión más política de lo que creemos porque lo que se disputa la historia no es el pasado, sino el control sobre el presente y el futuro.

Ahora reconocemos que la historia no es, de forma alguna, un relato objetivo, ni una sumatoria de hechos históricos, su sustancia es más bien ideológica.

El primer objetivo de toda historia oficial es garantizar la permanencia del Estado. Hasta hace poco los historiadores del sistema, los gobernantes, las élites, eran los autores de la historia.

Hoy, sin embargo, nos negamos a aceptar una tragedia reconstruida a modo, que silencia las reiteradas declaraciones de los normalistas sobrevivientes sobre la participación del Ejército.

Después de Ayotzinapa, ciertas versiones desdeñadas del pasado adquieren por fin la densidad histórica que merecen y otras quedan en ridículo. Contra todo pronóstico imaginable, hoy, como nunca, el 2 de octubre de 1968 rompió el capullo de la memoria militante y resucitó.

La memoria sentimental de toda una generación de jóvenes, el dolor de las pérdidas irreparables, el terror infundido por el Estado, no habían sido valorados como hechos históricos, sino como testimonios literarios, desvíos de la memoria, hechos no confirmados. Ayotzinapa nos confirma la matanza estudiantil de hace 47 años.

Ante la imposibilidad de producir una verdad incuestionable sobre los hechos ocurridos en la noche de...

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