Empresa/ ¿Y?...

AutorAlberto Barranco Chavarría

Estamos hablando de solicitar la revisión del capítulo agroalimentario del Tratado del Libre Comercio de América del Norte, de revertir la reforma salinista al artículo 27 de la Constitución, que convierte en privada la propiedad de los ejidos, de expedir una Ley de Emergencia para el Campo, de consagrar, por ley, un porcentaje específico del Producto Bruto Nacional al presupuesto público de apoyo al sector, y de ofrecer una política de fomento en materia de suministro de agua.

En el primer caso, como usted sabe, el propio Presidente Vicente Fox hizo público su rechazo a la posibilidad, asegurando que una revisión del esquema provocaría un efecto en cascada, que podría revertirse para el País, al tocar capítulos que han resultado "extremadamente beneficiosos" para nuestras exportaciones...

Digamos que en un eventual toma y daca, Estados Unidos aprovecharía la coyuntura para modificar capítulos en los que actúa en desventaja.

De hecho, al fragor del griterío, se dio el caso que el Gobierno instrumentara una campaña en los medios electrónicos para reposicionar las bondades del acuerdo mercantil... en tanto personeros de la embajada de los Estados Unidos realizaban una suerte de cabildeo entre las organizaciones campesinas para orientar sus presiones.

En el segundo, el eje medular de la propuesta habla de colocar la reversa a la modificación del artículo 27 de la Constitución votado al vapor por la aplanadora priísta en 1991, en cuyo marco se abría la posibilidad de establecer alianzas entre las empresas privadas y los propietarios de ejidos, a cuya vera se cancelaba la propiedad social, para convertirla en privada.

Adicionalmente, el nuevo marco planteaba de terminar por decreto con el reparto agrario, flexibilizar las normas para cambiar el uso agropecuario, fragmentar la propiedad social, sea ejidal o comunal, al establecer que son tierras de ejidatarios y comuneros y dejarles a ellos las decisiones sobre su manejo, y permitir la enajenación de ejidos entre ejidatarios.

Como usted recordará, la propaganda salinista hablaba de que la reforma con etiqueta de contrareforma era "una respuesta para dar oportunidades de bienestar a los modos de vida campesina y fortalecer nuestra nación", además de que "la inversión de capital en las sociedades agropecuarias tiene hoy pocos alicientes, debido en parte a la falta de certeza por todas las formas de tenencia que se derivan de un sistema obligatorio para el Estado de reparto abierto y permanente".

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