Vidal Garza / El fin del Gobierno

AutorVidal Garza

Me hubiera gustado hablar hoy de las funciones que el Gobierno como autoridad tiene frente a los ciudadanos. Comentarle sobre las responsabilidades que de acuerdo a nuestras leyes dan origen al quehacer gubernamental.

Hablarle de los programas, planes y las actividades que día con día efectúa el Gobierno buscando beneficiar a la población que representa. Algunos con buenos resultados, otros mejor ni hablamos.

También sería fantástico recordar que es la única entidad con la facultad y sobre todo la obligación de llevar a cabo lo que está expresamente establecido en las normas vigentes.

Pero no, el propósito de este artículo es otro. En el título me refiero al fin del Gobierno, a la terminación de éste, a su incapacidad de ser. No porque se hable de gobiernos fallidos o ineficientes que por supuesto los hay, sino porque los gobiernos, desde que reina la partidocracia en México, han dejado de serlo.

Se han convertido en salas de espera para los que buscan otro puesto público, en centros de operaciones políticas de los partidos gobernantes, en posiciones para presionar y mover el sistema electoral a su favor.

No podemos olvidar que el Gobierno es el responsable de ejercer la autoridad en beneficio de la sociedad, por supuesto resguardando el territorio nacional. El ejercicio de gobierno en México se lleva a cabo a través de la clásica división de tres poderes. El Ejecutivo, obligado a cumplir y llevar a cabo las políticas públicas para el ejercicio del mismo. El Legislativo, que revisa y aprueba las leyes y ordenamientos, así como presupuestos para el ejercicio del gobierno y el Poder Judicial, que vela por el cumplimiento de los mandatos legales y ejerce la justicia en el País.

Para complicar el escenario de los tres poderes, éstos se replican en los tres niveles: federal, estatal y municipal. Bajo la calumnia de la independencia jurídica de las entidades federativas y la autonomía municipal, cada uno de los niveles empalma funciones, se complican las responsabilidades y se justifican unos a otros cuando no salen bien las cosas.

Mentiras de independencia, cuando más del 80 por ciento de los ingresos en promedio de los estados vienen del pacto fiscal vía la federación y hoy, a excepción de Tlaxcala, todos los estados tienen una deuda pública que los ciudadanos siguen esperando revisar para ver si su destino fue en beneficio de todos o de una pandilla.

Bajo una falsa autonomía municipal y sin poder garantizar los servicios públicos básicos como...

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