Tiempo de Negocios/ Las estrategias del autotransporte

AutorDarío Celis Estrada

Es probable que a estas alturas, la Secretaría de Economía, que capitanea Fernando Canales, haya notificado a la USTR la suspensión formal del capítulo de transporte, acuerdo que en la práctica no operaba.

Digamos que era un paso necesario que tenía que dar nuestro País, de cara a otros movimientos estratégicos orientados a propiciar una reacción de las autoridades estadounidenses.

¿Cuál es la siguiente acción? Entendemos que ahora los autotransportistas mexicanos, léase la Canacar, de Manuel Gómez; la Canapat, de Roberto Alcántara, y la Conatram, de Elías Dipp, atacarán el tema de la inversión extranjera.

Canales Clariond ya convocó a los dirigentes a una reunión que se efectuará el jueves o a más tardar el viernes próximo. En ella se buscará dar pronta respuesta a los cuestionamientos que se hacen a las autorizaciones.

Y es que las tres cámaras impugnan dos situaciones: el que Secofi en tiempos de Herminio Blanco, y después como Economía, con Luis Ernesto Derbez, haya permitido que transportistas extranjeros invirtieran en empresas mexicanas.

Además de que la SCT, con Carlos Ruiz Sacristán y después con el propio Pedro Cerisola entregara placas a las mencionadas compañías. Consideran ambas acciones ilegales, pues el TLC en transporte estaba suspendido.

Los autotransportistas mexicanos exigen que los funcionarios que autorizaron ambas operaciones sean sancionados. En Economía se menciona al Subsecretario Juan García Villa, y en SCT, al Subsecretario Aarón Dychter.

Los vacíos legales, producto de las contradicciones entre la propia Constitución, la ley del TLC y las leyes de Transporte e Inversión Extranjera, propiciaron que se dieran esas autorizaciones.

Así compañías como MS Carriers invirtieron en firmas como EASO, de Alberto Anchústegui; Swift en Transmex, de Esteban Varela; Rayder en Stil, de Héctor Mendoza y CFI, que trata de entrar en MG Secotran, de Alfredo Cárdenas.

En la mayoría las empresas de Estados Unidos le dieron la vuelta a la ley, constituyendo fideicomisos neutros. En los menos fueron inversiones directas. Los dos casos tienen un significado relevante.

Sucede que si bien el TLC de transporte no operaba físicamente, esto es en un tráfico entre países, la realidad es que los estadounidenses sí hicieron negocio al manejar desde adentro a compañías transportistas.

Los autotransportistas mexicanos nunca tuvieron la misma reciprocidad que les permitiera ir a comprar o controlar empresas de autotransporte con operaciones en la...

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