Sugerencias del gourmet / De toque muy chic

AutorG.L. Othón

Cómo me agrada escribir y compartir con ustedes relatos de superación cuyos ingredientes principales han sido el esfuerzo, la planeación, la dedicación, la unión y el respeto.

Cada uno de estos atributos, bien mezclados, originó la base para la creación del Sr. Mostaza, cuyo concepto es el de un restaurante-lounge, cuyos propietarios son cuatro socios que no rebasan los 30 años de edad.

Por cierto, el local es totalmente ecléctico.

Tan pronto llegamos mi mujer y yo nos asignaron una mesa para dos. La luz tenue, la buena música y unos martinis que pedimos, como el Mr. Mostaza y el Jamaica spicy, acentuaron la romántica velada. El ambiente surrealista invoca a Frida, Diego y Dalí, y en lo afrancesado a Napoleón. Estos dos últimos personajes, por cierto, forman parte del diseño de sus cartas.

Los dos aperitivos nos gustaron mucho y recreamos nuestra hora feliz: pedimos otra ronda, pero ya con tres ricas entradas, aunque sugerimos al meseros que, por favor, nos las llevaran de una en una.

La primera fueron las empanadas de alcachofa; venían cuatro tamaño botanero rellenas de corazón de alcachofa con queso chihuahua y una rica salsa chimichurri. Estuvieron espléndidas, destacando el sabor de la verdura.

El chef, de nombre Francisco García, quien a pesar de contar con tan sólo 28 años lleva un largo camino recorrido, es totalmente autodidacta. A los 17 años, junto con Fran Martínez, de quien es amigo desde la infancia y ahora socio, vendía tortas bajo el nombre El Cuadrito, haciendo alusión al tamaño del espacio.

Martínez es el creativo del Sr. Mostaza y quien eligió el nombre, por ser su color favorito, pero volviendo con García, su pasión gastronómica le hizo probar suerte en San Francisco, California, por un tiempo, regresando después a Monterrey, donde trabajó en La Leche, en el Muelle de al Lado y con Silvano.

La aventura tocó a su puerta nuevamente, por lo que partió a Montreal, pero volvió y reinició en el desaparecido Bouquet de Plaza Kinta, hasta que se estableció en la Fonda San Francisco.

Anteriormente en este local, Martínez tenía el bar Rabbit. Los demás accionistas son su hermano Gonzalo y Paul Insunza.

La segunda entrada fueron cinco minitostadas de pato con cebolla morada. ¡Qué bárbaro!, de lo suave que estaba la carne se deshacía en la boca como barbacoa. La hornean por cuatro horas y lleva tequila, jugo de naranja y chile ancho. Otro deleite.

Los camarones en costra de chicharrón con aioli de jalapeño fue nuestro tercer manjar...

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