Sufren diabetes... y son unos niños

AutorCristóbal Martínez

Cuando a Rodrigo Esparza Ortiz le diagnosticaron diabetes, a los 9 años, y le dijeron que tendría que inyectarse insulina por el resto de su vida, la noticia fue como una bomba para su familia.

"Es un dolor muy grande, una desesperación de ¿por qué?, ¿por qué el niño?, sobre todo porque es un niño", recuerda su madre, Luz María Ortiz.

"Nosotros en la familia, no hay ese padecimiento. Yo sé que existía, pero no que en los niños", señala.

Rodrigo forma parte del casi 1 por ciento de la población mexicana que padece diabetes tipo 1 o insulinodependiente, enfermedad que consiste en la deficiencia en la producción de insulina por parte del páncreas y de la que no hay una causa definida, de acuerdo con la OMS.

A diferencia de la diabetes tipo 2 -que afecta a unas 8 millones de personas del País y es considerada un problema de salud pública-, esta variación no se puede prevenir.

La calidad de vida de los niños depende de aprender buenas prácticas alimenticias y realizar actividad física, además de aplicarse insulina varias veces al día.

"Este padecimiento que tengo no te impide hacer nada. Lo único es que no puedes comer lo que quieres", comenta sonriente Rodrigo, hoy de 11 años de edad.

También llamada infantil o juvenil, la diabetes tipo 1 se manifiesta normalmente en los primeros años de vida o en la adolescencia, indica Óscar Flores Caloca, endocrinólogo pediatra del Hospital Universitario.

"La vida de un niño con diabetes es difícil y es un poco cara. Lo difícil es más que todo por la falta de conocimiento de la población en general", señala.

Cuando sus padres notaron que tenía demasiada sed, todo el tiempo estaba cansado y cabizbajo, algo poco común en él, sus padres sospecharon que algo andaba mal. Fue así que recibieron la noticia.

El pequeño de la Colonia Adolfo Prieto, en Guadalupe, asistió junto con otros 34 niños y sus padres al Campo Amigo, campamento de verano de la Asociación Mexicana de Diabetes en Nuevo León, para orientarse sobre la enfermedad.

"Les decimos qué deben consumir y se los damos. Una alimentación como la de cualquier familia, con la diferencia que les decimos en qué cantidad dárselo a los niños y cuánta cantidad de insulina aplicarse dependiendo de lo que estén comiendo", detalla Leticia Hernández, presidenta de la AMD.

Y es que, por ejemplo, estos pequeños deben tener una dieta perfectamente balanceada, comer cinco veces al día en pequeñas porciones, monitorear sus niveles de glucosa, inyectarse insulina...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR