Enseñan a sobrevivir a niños tarahumaras

AutorEnrique Lomas

GUACHOCHI, Chih.- Niños indígenas han aprendido una dura lección de sobrevivencia: que para comer hay que caminar hasta 6 horas al día y esforzarse como estudiante oyente.

"Muchos niños vienen de oyentes porque no tienen nada qué comer en sus casas, y aquí no se le niegan las clases a ninguno, se les imparte la educación y la comida por igual", dijo Araceli Armendáriz González, maestra del poblado Agua Puerca.

Más de 70 niños tarahumaras, entre los que se cuentan 50 oyentes o estudiantes sin matrícula, comparten apenas 20 becas alimenticias basadas en frijoles, tortillas y atole de maíz.

Al aprendizaje de letras y números se suma la hora más feliz del día: las 13:30 horas, cuando se reparten mínimas raciones de alimento que los niños devoran hasta la última miga.

El poblado de Agua Puerca, en el municipio de Guachochi, es prácticamente una comunidad estudiantil, ya que de sus 90 pobladores, 70 son alumnos que llegan en busca de una comida al día.

El nombre del poblado no es al azar, sino una descripción de las aguas insalubres que corren por un angosto arroyo y en el que los niños se bañan y se hidratan.

Las manchas blancas en la piel no son el único síntoma de desnutrición de los niños, dijo la mentora, también lo son los desmayos, convulsiones y desvanecimientos espontáneos, así como la falta de energía y apatía en la que se presentan los lunes a clases, sobre todo por el fin de semana de ayuno en sus hogares.

"Al final del día, justo cuando terminan de comer, los niños regresan a sus comunidades, hasta donde caminan hasta 6 horas al día, tres de venida y tres de ida", dijo, "vienen de 'Cerro Grande', 'El Manzano', 'El Cerrito', 'Los Charcos', 'El Ranchito'...

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