Sigue la huella franciscana

AutorAndrea Menchaca

ENVIADO

SAN ANTONIO.- Regálate cuatro horas durante tu estancia en San Antonio para recorrer los 19.3 kilómetros de la ruta de las misiones franciscanas del siglo 18, que inician en El Álamo y terminan en San Francisco.

En el recorrido por las cuatro misiones que pertenecen al Parque Histórico Nacional Misiones San Antonio, que cada año reciben más de 1.5 millones de visitantes, conocerás sus parroquias, algunos edificios que aún están en pie y pequeñas salas de exhibición.

Destina unas dos horas para la Misión San José, que es la que recomiendan visitar primero, y una media hora para cada una de las tres restantes: Concepción, San Juan y San Francisco.

La Reina de las Misiones

Nuestra primera parada es en la Misión San José y San Miguel de Aguayo, considerada una de las más completas misiones texanas.

Rodeada por enormes muros de piedra que alguna vez la defendieron de los apaches y comanches, es la misión texana más grande.

Fray Antonio Margil de Jesús la fundó en 1720 y fue modelo de organización y centro social.

Se distingue de las demás por varios detalles que permiten entender mejor el funcionamiento de las misiones franciscanas.

Por ejemplo, es la única en la que se restauraron los cuartos donde habitaban los indígenas, los cuales rodean un amplio jardín central en forma de rectángulo que recorremos a través de una vereda.

No puede pasar desapercibida la arquitectura de la iglesia, cuyo interior está en restauración y abrirá al público en agosto.

Pero a pesar de que sus puertas están cerradas, se puede admirar el bello arco de piedra que las enmarca, en donde sobresalen las figuras de San José, San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán, Santa Ana y San Joaquín, padres de María, y, justo al centro, la de la Virgen de Guadalupe.

También destaca la Ventana Rosa, en la parte lateral del templo, que muestra el alto nivel y la destreza de los artesanos de la Nueva España para trabajar la piedra.

Frente a la parroquia está un granero, restaurado en los años 30, donde hay una maqueta de la misión.

Ahí admiramos cómo se iluminan distintos espacios y figurillas, mientras una grabación narra un día típico en la vida de las misiones el cual iniciaba con el repicar de las campanas que llamaban a misa.

Además, un ranger o guardia del parque nos hace una demostración de cómo funciona el molino de granos, que fue restaurado en el 2001.

Concepción

La música del órgano nos llama a entrar a la parroquia de Nuestra Señora de la Purísima Concepción...

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