Sergio Aguayo Quezada/ Información: Reforma trunca

AutorSergio Aguayo Quezada

Los beneficios que traerá la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública se quedarán truncos, rabones, sin esa Ley Federal de Radio y Televisión que está siendo bloqueada por diputados al servicio de intereses que obstaculizan nuestra defectuosa democracia.

La información es el oxígeno que hace vivir a la democracia. En el viejo régimen, el control sobre la información era tan absoluto, que no confiábamos en lo que nos decían: ni lo que pregonaban las urnas ni en lo que ganaba el Presidente de la República o sus funcionarios.

El cambio ha sido espectacular. El IFE dio certidumbre a las elecciones al difundir información confiable y su exitosa experiencia creó un modelo que se incorpora a las dos leyes mencionadas en el párrafo que abre la columna.

Una de las pocas reformas estructurales que podemos presumir es la que transparentará la información. Cuando el Ejecutivo envió una iniciativa de ley, se formó el Grupo Oaxaca, una formidable coalición de medios de comunicación, académicos y organizaciones sociales.

Se conjuntaron esfuerzos y ello desembocó en la aprobación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, que entrará en vigor el próximo junio y que adopta el "modelo IFE" por los cinco consejeros que tiene el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública. Pese a algunas ambigüedades de esta Ley (deja en la indefinición lo que entienden por "seguridad nacional") contiene avances notables que sacudirán a las instituciones oficiales y a la sociedad.

La tarea está incompleta. Para que esa información llegue a la ciudadanía hacen falta canales de transmisión, medios de comunicación, sobre todo en radio y televisión, porque lo que ellos transmiten moldea la visión del mundo que la mayoría de los mexicanos tienen (desafortunadamente, la prensa escrita sigue siendo el reducto de minorías).

Los medios electrónicos fueron un baluarte del viejo régimen con el cual establecieron un sistema de complicidades centrado en el control que el gobierno tenía sobre una pieza clave en el tejido social. La inauguración de una estación de radio o televisión no dependía del capital que se requiere para comprar equipos. El verdadero obstáculo estaba en la "concesión" que dependía siempre de la buena voluntad de quien gobernaba.

Lo mismo pasaba con los "permisos" con los que operan las estaciones sin fines de lucro. Para recibir el preciado papelito, y para mantenerlo, se exigían lealtades políticas con las que seguía...

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