Lo salvan de morir, pero no de la cárcel

AutorGabriel Talavera

Molesto por lo que consideraba una detención injusta, Eduardo Garza Hernández tomó un cobertor e intentó ahorcarse en su celda, para llamar la atención y lograr su excarcelamiento, en la cárcel municipal de Guadalupe.

Y sí logró que las autoridades de la cárcel se fijaran en él, pero no para que lo liberaran, sino para descubrir que tenía desde hacía meses una orden de aprehensión pendiente por el delito de lesiones.

Dos horas después de que fue rescatado de su intento suicida, elementos de la Policía Ministerial notificaron al Alcaide de la celda que el arresto de Eduardo pasaba a ser una detención formal ordenada por un juez penal.

El ayudante de albañil fue denunciado, el 26 de septiembre de 1999, por Sergio García Martínez, quien aseguró que fue agredido a patadas y que por ello le fracturaron la muñeca derecha.

Según el informe policiaco, Garza Hernández, de 25 años, fue detenido por policías preventivos de Guadalupe en el cruce de Valle de Juárez y Valle del Fuerte, en la Colonia Valle Hermoso.

El comandante de barandilla, Ignacio Arzola Gutiérrez, dijo que Garza Hernández fue remitido a las 9:15 horas, y 45 minutos después intentó colgarse de una de las barras de las rejas de la celda número 2.

"Alrededor de las 10:00 horas uno de los internos de nombre Jesús Manuel Saucedo Méndez gritó que uno de los...

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