Russell: Rudo y cursi
| Autor | Doly Mallet |
Llevamos más de una hora de viaje de Londres a los Bosques de "Sherwood".
El típico clima de Inglaterra nos detiene. Hay viento helado y lluvia. Los guardias nos observan y, después de ciertas claves, nos dejan pasar.
Ya dentro hay un campamento impresionante. Parece que viajamos no en autobús, sino en una máquina del tiempo hacia el final de la época de las Cruzadas.
Estamos frente al castillo de Ricardo "Corazón de León". Decenas de aldeanos de pelo largo y ropas rotas nos voltean a ver divertidos y advierten que tengamos cuidado porque ahí "roban a los ricos para dar a los pobres".
No hace falta ser adivino para saber dónde estamos. En efecto, estamos en el lugar y en el momento en que se filma la cinta Robin Hood (2010), la nueva versión del clásico personaje inglés.
Y los lugareños serán muy pobres, pero sus cabañas alumbradas por fogatas son dignas de una pintura.
Al final del lodoso y resbaladizo camino se escuchan unos cánticos y unas guitarras. Nos acercamos con precaución a espiar a lo lejos: en una tienda de campaña se encuentra el afamado Robin Hood con sus amigos cantando ¡la canción "Beautiful Girl" de Sean Kingston!
Somos muy privilegiados. En realidad es Russell Crowe, quien -con todo y disfraz- se para en la mesa y hace un show gratis para los extras que llevan trabajando desde la madrugada. El actor también fue vocalista y guitarrista de la banda de rock 30 Odd Foot of Grunts, así que se desenvuelve bien en el escenario. Sus "Merry Men" le hacen coros.
El público aplaude y pide otra, y ellos gustosos vuelven a cantar.
Realmente tenemos una exclusiva mundial al ser el único medio latino que está presenciando tan inesperada escena. Pero después de un rato de diversión, en el que además nos ofrecen abundante comida, se escucha la orden de "¡Acción!". Y todos corren a sus puestos.
El director Ridley Scott recorre el set y luego Crowe finge dar unos golpes a un gigantón. Ensayan la coreografía varias veces y filman.
Al corte, la gente que estaba amontonada abre paso. La gran figura del actor se acerca diciendo "con permiso" con rudeza, de tal forma que impone respeto y hasta temor.
En realidad él es el rey de la filmación. Entra con confianza a la tienda destinada a Ricardo "Corazón de León", y se sienta en el trono. Nosotros, parados a su alrededor, esperamos su señal.
Para romper el hielo, le preguntamos sobre su improvisado show.
"Es para hacer la noche más sencilla y agradable. Las filmaciones son muy largas y pesadas, por...
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