Rosaura Barahona / Ser una mujer profesional

AutorRosaura Barahona

En días pasados supe de un colega que ha trabajado a lo largo de su vida con muchas mujeres y a quien, de un tiempo para acá, le ha dado por decir acerca de una de ellas que es la única mujer profesional que ha conocido en su vida.

Por cuestiones del destino conozco a muchas de las mujeres que han trabajado cerca de él y salvo una o dos excepciones, todas son extraordinariamente profesionales. Muchas de ellas dejan el alma y el corazón en lo que hacen, sin perder jamás su maravilloso sentido del humor y, sobre todo, su calidad humana. ¿Será por eso que las considera no profesionales?

Permítame, sin salirme del tema, compartir con usted una experiencia personal. Por azares ineludibles del destino fui jefa de no sé cuántas personas en el Tec. No sé mandar, tal vez porque detesto que me manden, de manera que fui mala jefa, de acuerdo a lo esperado.

Jamás me interesó hacer alarde del "poder" que tenía porque no tenía ninguno. Mi prioridad fue, siempre, generar un buen ambiente de trabajo en donde la gente se sintiera a gusto y trabajara con ganas, mientras se la pasaba bien. Si se le da a cada quien su lugar, se agradece su colaboración y se le da crédito cuando lo merece, la gente trabaja tranquila y feliz. Trabajábamos mucho, pero también nos divertíamos mucho.

Procuré rodearme de personas más inteligentes que yo (cosa nada difícil), para aprender de ellas. Todos entendimos que lo personal era una cosa y lo profesional, otra. Fueron años muy agradables y la gran mayoría nos seguimos viendo, hoy, en "happy hours", pucheros o reuniones con cualquier pretexto.

Sería muy largo señalar los nombres de las personas con quienes trabajé, pero le aseguro que casi todas y todos ellos fueron profesionales a más no poder.

¿A qué viene todo esto? Entre otras cosas al malestar que provoca la idea, muy de moda, de que se necesita ser obsesivo y esclavo del trabajo para ser profesional.

Creo que a estas alturas se debería replantear qué significa ser profesional en un mundo en el que las mujeres constituimos ya un porcentaje considerable (aunque sea el peor pagado), de la fuerza laboral y política de este país. Porque no somos hombres para que nos impongan el concepto de "profesionalismo" de los varones.

Para ser mujer profesional no es necesario masculinizarse, que quede claro. Es un nuevo paradigma, les guste o no a algunos señores. Y sin privilegios.

Las mujeres, por lo general, debemos equilibrar nuestra vida profesional con la maternidad y con las...

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