Rosaura Barahona / Caos vial

AutorRosaura Barahona

A veces es difícil escoger un tema para estos textos. Por ejemplo, hoy. Estoy fuera de la Ciudad, pero hasta acá han llegado los ecos del fraude escandaloso de la UANL, la llegada de la caravana de Sicilia, el regalo que nos hace el Encuentro Estatal de Teatro (que deberíamos apoyar con nuestra asistencia) y el caos vial que cada día empeora en Monterrey.

Eso, sin contar la detención de Hank Rhon (el del negro historial) y el escándalo (¿alguien se sorprende?) del bono sexenal de Chiapas. (¿Dónde se anotará una para recibir uno de ésos, oiga?).

Cualquiera de esos asuntos tiene carne y tuétano, pero me quedaré con el del caos, no sé si vial o vital.

Cuando salgo hacia el aeropuerto a las 6:30 horas, Morones Prieto (hacia el oriente) y la carretera a Miguel Alemán (rumbo al noreste) se convierten en estacionamientos gigantes todos los días, excepto los domingos y esos congestionamientos se agravan conforme avanza el día.

¿Se agravan? ¿Cómo puede agravarse algo que está prácticamente colapsado? Sólo que se muera y entonces sí, no podamos hacer nada. En eso andamos: a punto del colapso.

Varios lectores, desde hace tiempo, me han pedido tocar el tema y no quiero posponerlo más porque me parece esencial para los habitantes de esta Ciudad. El flujo vehicular, esa tortura cotidiana, afecta a los automovilistas privados y al transporte público (malo o bueno es el único que tenemos) y, por supuesto, daña a quienes se ven anclados involuntariamente y llegan tarde a su trabajo, a sus citas o a su vida.

Las ciudades grandes se distinguen porque crean microciudades en diferentes puntos de su mapa, de modo que sin salir del sur o del norte tenemos, cerca de nosotros, los servicios necesarios para pasar la mayor parte del tiempo ahí. Sólo por razones especiales (invitaciones, visitas, exposiciones) nos armamos de paciencia y nos trasladamos al centro o a otra zona de la Ciudad que no es la nuestra.

Después del huracán "Alex", mismo que nuestro Gobernador considera olvidado, se creó el par vial que resolvió el problema de manera temporal, pero tras resolver esa urgencia, ha dejado de funcionar y se ha vuelto parte del problema en lugar de la solución.

Los embotellamientos en Gonzalitos, Leones, Fleteros, Venustiano Carranza (el túnel, sobre todo), Cuauhtémoc, Zaragoza, Pino Suárez y Lázaro Cárdenas, por ejemplo, son peores ahora que antes del "Alex".

La hipótesis de algunos lectores es que esos congestionamientos inician al cruzarse las grandes avenidas con...

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