Rompen con esquema diáconos indígenas

AutorMaría Teresa del Riego

San Cristóbal de las Casas, Chiapas.- Al indígena Juan Hernández le tomó 25 años llegar a ser diácono. Tuvo suerte de ser ordenado antes de febrero pasado, cuando el Vaticano decidió prohibir la ordenación de más diáconos indígenas permanentes en la diócesis de San Cristóbal de las Casas.

Otros indígenas no tuvieron la misma suerte. Con 10, 15 y hasta 20 o más años al servicio de la palabra de Dios, saben ahora que no podrán ser diáconos permanentes, al menos en el próximo lustro.

En febrero pasado, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano ordenó al Obispo Felipe Arizmendi suspender la ordenación de diáconos indígenas permanentes, por un periodo de al menos cinco años, a fin de "normalizar" la vida eclesial en la diócesis.

Felipe Toussaint Loera, ex vicario general de la diócesis de San Cristóbal, señala que el diaconado indígena permanente, tal y como se ha estructurado en esta sede episcopal, rompe con los mecanismos de control de la Iglesia católica. De ahí el interés de la Santa Sede en impedir su continuación y evitar que se expanda a otras zonas de México y América Latina, considera.

Para el religioso, se trata de acabar con el modelo de Iglesia autóctona, comunitaria y liberadora que puso en marcha el Obispo emérito Samuel Ruiz.

Subraya que la figura del diácono indígena permanente acaba con la verticalidad de la jerarquía eclesiástica, con el control económico que ésta ejerce sobre los clérigos y con la patriarcalidad de la Iglesia y la consecuente visión negativa que ésta tiene de la mujer y la sexualidad.

Los diáconos indígenas permanentes tienen un compromiso de obediencia con su comunidad, no sólo con el Obispo; son casados y comparten con su mujer su ministerio, y son autosuficientes económicamente, no viven del culto, sino de su trabajo en el campo, explica.

En el esquema tradicional, apunta, los clérigos le deben total obediencia al Obispo y al Papa, son célibes y, en su mayoría, dependen económicamente del pastor diocesano.

"El modelo del diaconado permanente indígena rompe con estos tres mecanismos de control que la Iglesia tiene sobre el clero: obediencia, celibato y economía (o pobreza). Los diáconos indígenas permanentes democratizan, humanizan y liberan el modelo clerical y patriarcal de la Iglesia católica", indica Toussaint.

Sostiene que, por esas razones, el diaconado indígena permanente "no es bien recibido entre los miembros de la Curia Romana, y se considera peligroso...

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