Rogelio Ríos/ ¿Vuelva al medievo?

AutorRogelio Ríos

La reciente visita a México del pensador español Román Gubern abrió campos de reflexión muy interesantes, a pesar de ser un autor poco conocido en nuestro medio. Permítame comentarle someramente su obra "El eros electrónico" que adquirí en la Feria del Libro del ITESM en Monterrey.

"Hoy surcamos el espacio con potentes astronaves -afirma Gubern-, pero nuestra vida emocional no es muy distinta a la de un cazador de hace 100 mil años". Es decir, la naturaleza humana es perseverante en sus rasgos básicos y universales; ya pensadores como Edward O. Wilson han concluido de ello que cambiará muy poco en los próximos 100 mil años.

Es evidente que en el ciberespacio no navega un "hombre nuevo" sino el ser humano de siempre, pero con acceso a una tecnología que le abre un panorama inédito en la historia del hombre; le abre nuevas formas de convivencia humana sobre las cuales descarga sus emociones y afectos mediante el erotismo electrónico.

El Internet, por ejemplo, es una tecnología que llega a todas partes, al momento y en forma directa. Según Gubern, "cuando se piensa que la ubicuidad, la instantaneidad y la inmediatez son tres atributos que han definido persistentemente a la divinidad, se entenderá que, a ojos de algunos, Internet sea visto como un megamedio con atributos míticos y casi divinos, que ha hecho del ciberespacio un nuevo continente virtual".

De ahí el estusiasmo ilimitado que suscita el Internet. Hay debate para rato, sobre todo acerca de la existencia un hombre nuevo denominado "internauta".

Angélica Ortiz de Gortari, psicóloga regiomontana, ha escrito que "el traspasar las barreras del tiempo nos convierte en pequeñas islas intercomunicadas y completamente interdependientes unas de otras, lo que contempla el surgimiento de un nuevo ser humano multicultural con una nacionalidad compartida y una identidad nacional evanescente, en conglomerados o comunidades virtuales con intereses y reglas propias, diferentes y autónomas".

Esta imagen de las "islas intercomunicadas" resulta ideal para comprender otro planteamiento de Román Gubern, quien afirma que contamos con la tecnología más avanzada de comunicación humana, pero que ello no alivia el vacío emocional y la soledad del hombre de la era postindustrial. El contenido de los medios electrónicos es frívolo, superficial, ruidoso e hipnotizante. No es un manantial enriquecedor; es más bien un gran estanque de agua turbia.

El autor menciona en su...

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