Rogelio Ríos Herrán / Lagos e Iglesias

AutorRogelio Ríos Herrán

Cuando voces claras y de gran sensibilidad social resuenan fuerte en Monterrey, no sólo se le da realce a un foro internacional, sino que remueve en nosotros la reflexión sobre la situación actual de la América Latina.

Tal fue el caso de las intervenciones del Presidente de Chile, Ricardo Lagos, y de Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la sesión de apertura de la Cumbre Extraordinaria de las Américas el día 12 de enero.

Las palabras de Lagos resonaron fuerte no sólo porque en su figura se encarna el cariño y el respeto que en México se le tiene a la nación chilena, sino por su agudeza al lanzarse, como primer orador del foro, al abordaje sin rodeos de los problemas de la región.

El Mandatario chileno habló de los 25 millones de latinoamericanos que se han sumido en la pobreza tan sólo en la última década, agregándose a los aproximadamente 200 millones ya existentes.

"Tal vez es uno de los continentes más injustos del mundo -declaró Lagos refiriéndose a América Latina- y esto tiene que ver con cómo nosotros organizamos nuestra propia tarea".

Si la democracia no se traduce en beneficios concretos para los latinoamericanos, de poco sirve tenerla, pues los habitantes de este continente "desean que esa democracia les traiga respuestas concretas a sus sueños, y sus sueños son educación, salud, empleo, vivienda digna", en palabras del Ejecutivo sudamericano.

Habló también Lagos de la necesidad de repensar el terrorismo como amenaza mundial desde la perspectiva latinoamericana, algo de lo cual ha carecido la región al limitarse casi exclusivamente sus gobiernos a adoptar o rechazar la visión de seguridad de Estados Unidos.

"Tenemos que definir nuestros principios y nuestras políticas para enfrentar el terrorismo, y la lucha contra este flagelo tiene que ser fundamental", expresó el gobernante chileno.

Independientemente de lo que en Latinoamérica se piense de la postura de Washington sobre el tema, los países de la región no pueden darse el lujo de navegar sin estrategia ni doctrina alguna sobre la amenaza terrorista que en cualquier momento puede incubarse y estallar entre las condiciones sociales y económicas del área.

La pobreza y la desigualdad, como temas de discusión y de agenda de políticas públicas, no deben excluir la cuestión de la seguridad continental y la seguridad nacional del gobierno de cada nación latinoamericana, y qué bueno que sea un gobernante proveniente de la izquierda o de las fuerza...

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