Rogelio Ríos / ¡Arrancan!

AutorRogelio Ríos

El inicio simbólico de la carrera presidencial mexicana el 1 de julio, y la celebración del 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense, cuando ya Barack Obama ha puesto en marcha su campaña de reelección, fue como el disparo de salida en una carrera de caballos: todos arrancan con brío, pero al final sólo hay un ganador.

Puede ser excitante para muchos el seguimiento de las campañas electorales de más alto nivel, las presidenciales, pero dados sus "daños colaterales" al acaparar los reflectores, el tiempo que menos me gusta en las relaciones bilaterales México-Estados Unidos es precisamente cuando coinciden las renovaciones presidenciales, como ocurrirá en el 2012.

¿Por qué? Pues porque no se mueve en ambos países ni la hoja de un árbol si no ha sido previamente analizada bajo el severo escrutinio del nuevo amo y señor de las almas de los gobernantes: el cálculo electoral.

Desde este año, y hasta el próximo, los grandes temas de fondo que deberían sentar a la mesa de negociaciones a los vecinos colindantes pasan a un segundo plano bajo el peso de los problemas del momento, cuya premura impide pensar en otra cosa que resolverlos de tal manera que no se reflejen negativamente en las encuestas de preferencias electorales.

Al Presidente Barack Obama no le dan respiro los republicanos en el Congreso sobre el tema de la deuda pública ("Negociando en el filo de la navaja", lo llamó un editorial del New York Times), y está latente la posibilidad de que su Gobierno se quede sin dinero nada menos que el 2 de agosto, si la tozudez de demócratas y republicanos les impide llegar a un acuerdo.

El clima político no podía estar más enrarecido hoy en la Unión Americana, el debate es de bajo nivel, sin argumentos ni razones, tan sólo posiciones irreductibles; un ring de boxeo, ni más ni menos, en lugar de un foro público.

Desde la inmigración indocumentada, pasando por la intervención en Libia, y hasta la retirada de Iraq y Afganistán, no hay tema en el que los estadounidenses puedan ponerse razonablemente de acuerdo, y todavía hay quienes le siguen rascando a la biografía de Obama para ver qué sale: si, por ejemplo, su papá consideró en algún tiempo ¡darlo en adopción!

En México la polarización es similar, y aun fue alimentada con el resultado de la última...

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