Renace entre las ruinas

AutorYaotzin Botello

Corresponsal

BERLÍN.- Quienes visitan la capital alemana coinciden en una cosa: Berlín es un viaje por la historia. En esta ciudad se conjuntan varias épocas, y son palpables a simple vista.

En algunos museos todavía se ven restos de muros medievales, hoyos de bala de las Guerras Mundiales, edificios comunistas, pedazos o cicatrices del Muro de Berlín y las más modernas construcciones de Europa.

Pero de gran atractivo últimamente resultan los edificios "intervenidos". Es decir, inmuebles que son restaurados sin borrarles las huellas del pasado. Este es el caso del Neues Museum de Berlín, conocido en español como el Museo Nuevo.

Por la intervención que en él hizo el arquitecto inglés David Chipperfield, el museo fue reconocido en marzo pasado con el prestigioso galardón de la Unión Europea "Mies van der Rohe".

El premio lleva el nombre del arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe, famoso por su premisa de diseño less is more (menos es más), por el uso de líneas puras, tonos claros y elementos ortogonales; y está dotado de 60 mil euros.

Se otorga cada dos años, desde el 2001, a proyectos europeos de arquitectura contemporánea que no tengan más de dos años de antigüedad al momento de recibir el galardón; la ceremonia de premiación será el 20 de junio.

Curiosamente, el Neues Museum no es una nueva creación. Se trata de uno de los museos más viejos de Europa. Se construyó entre 1843 y 1855, pero en la Segunda Guerra Mundial quedó parcialmente destruido y la República Democrática Alemana, la comunista, en cuya jurisdicción quedó el recinto, no hizo mucho por rescatarlo.

Así, con el paso del tiempo, se fue deteriorando, al grado que si se caía una pared más, sólo habrían quedado ruinas. Chipperfield se encargó entonces de reconstruirlo, y abrió nuevamente en el 2009 después de reparaciones que requirieron 10 años y 212 millones de euros.

"El museo cargó con las huellas de un pasado tortuoso, pero con la reconstrucción preservacionista de David Chipperfield ganó nuevamente su dignidad y esplendor de antaño", señala Hermann Parzinger, presidente de la Fundación del Patrimonio Prusiano, la institución que alberga al museo.

Cuando se entra al museo, inmediatamente se percibe el ensamble perfecto entre lo nuevo y lo antiguo. Los pasillos y las escaleras, así como algunas columnas y paredes lisas, brillantes y minimalistas hablan de un edificio contemporáneo, pero al mismo tiempo se ven las paredes, frisos y techos con pinturas y detalles que...

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