Rebelde por naturaleza

AutorAntonio Bertrán

Suena el teléfono en el departamento de Margarita Dehesa. La doctora se levanta del mullido sofá y exclama: "Ha de ser Germán que nos llama desde el más allá".

Durante casi dos horas, la mujer de complexión rolliza ha hablado sobre el hígado -un órgano "súper sagrado"-, la relación que tuvo con su "moloncito" hermano Germán Dehesa, y el grave problema de la hepatitis C en México.

Quien llama esa mañana de charla no es el editorialista y escritor fallecido en septiembre de 2010, sino una religiosa del Hospital Santa Coleta, donde la especialista que durante 22 años fue jefa del Servicio de Gastroenterología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, mudará su consultorio.

"Después de que me jubilé, me fui (con la consulta privada) a Star Médica y pusimos una clínica de hígado en la que nos iba bien, pero no me gustaron sus políticas, van en contra de mis principios", refiere y explica que ser rebelde lo lleva en la sangre, igual que su hermano Germán, quien como líder de opinión abanderó diversas causas sociales.

Detalla que el hospital privado le exigía cubrir "cuotas" de pacientes internados, órdenes de análisis clínicos en sus laboratorios y operaciones quirúrgicas.

"Si trabajas en un hospital privado te dicen: 'Oye, ¿por qué no has internado pacientes?', porque no lo han requerido; '¿por qué no has pedido exámenes de laboratorio?', porque los pido a otro laboratorio que me parece el mejor, y '¿por qué no has operado?', ¡porque yo no opero! Hay que cumplir cuotas, es terrible".

Del IMSS, "una institución maravillosa" a la que sigue queriendo mucho, se jubiló en agosto del 2012 tras 37 años de servicio; no porque el cuerpo ya no aguantara, sino porque "cambiaron mucho las cosas y si uno quería pedir un medicamento era una lucha constante".

Los pacientes que atendía en la Clínica de Hígado que ahí fundó suelen requerir medicamentos "muy caros que no pueden dejar de tomar de un día para otro y (conseguirlos) era una lucha cada mes".

También pesó que llevaba más de dos décadas en su cargo y, antes de que le dijeran que se parecía al dictador Porfirio Díaz, Dehesa pasó la estafeta a una colega que había sido su residente, Rosalba Moreno Alcántara, a quien sigue asesorando de manera extraoficial.

Perfecta de salud y muy activa a sus 67 años, para "seguir percibiendo los sueldos maravillosos de la UNAM", la hepatóloga aceptó quedarse como coordinadora de los cursos de posgrado de la Facultad de Medicina, donde por varias décadas fue la titular del...

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