Proyecto Familia / Para prevenir, edúcalos bien

AutorAdriana Garza de Flores

Padres que golpean a los hijos, nietos que maltratan a los abuelos, chavos que abusan de sus novias, jovencitas que alcoholizadas se envuelven en una riña, secuestros, asesinatos... Noticias agresivas que vemos a diario.

Hoy vivimos en una cultura reactiva: sucede algo, nos alarmamos, decepcionamos, reaccionamos buscando poner medios para cambiar, pero la experiencia nos dice que esto dura sólo un tiempo y pronto se vuelve a los mismos comportamientos.

Es importante que estos eventos agresivos que se dan a diario nos lleven a meditar sobre la raíz del problema, y reconocer que la manera en como se ha ejercido la autoridad y disciplina con los hijos de alguna manera no está dando resultados. Por lo visto es necesario comprometerse a hacer ajustes y cambios encaminados a educar y formar personas comprometidas con el valor y la dignidad humana.

En unos años nuestros hijos estarán a cargo de la sociedad. Ellos decidirán cómo tratar a los ancianos, cómo guiar la economía, ejercer la justicia... Serán los responsables del medio ambiente, de los recursos naturales y de cómo educar a las futuras generaciones.

Su desempeño en estas tareas estará determinado, en gran medida, en cómo se les eduque hoy. Es por eso que la disciplina no puede igualarse al castigo. Tiene mucho más qué ver con educación y maduración, cooperación y valores.

De lo moderno a lo funcional

Nunca hay suficiente tiempo para hacer todo lo que se quiere. Ésta es una de las razones por las que durante muchos años se usó una disciplina educativa de recompensa y castigo que se hizo tan popular. Era rápida y efectiva a corto plazo, aunque no lo más conveniente para formar personas responsables y comprometidas.

La verdadera disciplina no funciona así. Educar a los niños toma TIEMPO. Lleva tiempo instruirlos y dirigir sus acciones. Por ello, es importante que los padres de familia:

- Se comprometan con la autoridad que se les da de manera natural, porque son responsables de sus hijos.

- Se hagan cargo de ellos.

- Tomen las decisiones adecuadas por el bien de los hijos.

- Les impongan los límites necesarios, lo cual es parte esencial de una verdadera disciplina.

Esto no es fácil, es lo opuesto a lo que se ha oído en los últimos 15 ó 20 años. Como lo es el "negociar" con ellos y rogarles para que obedezcan, en lugar de utilizar esa autoridad natural.

Se pretende ser "amigo de los hijos", tratarlos como iguales, que tomen decisiones (cuando todavía les falta madurez), tenerlos contentos. Y...

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