Profundizan abismo entre las dos Bolivias

AutorMercedes Ibaibarriaga

Especial

LA PAZ.- Dos visiones de Bolivia enfrentadas midieron ayer su capacidad de convocatoria en las calles, tras la presentación oficial de la nueva Constitución impulsada por Evo Morales.

Los habitantes más pobres de la mitad andina del país llegaron a la sede del Gobierno, La Paz, desde humildes comunidades campesinas, para desfilar delante del Presidente y el gabinete ministerial en pleno, gritando vivas a la nueva Carta Magna y pidiendo la unidad de la nación.

Con ellos miles de obreros, dirigentes sindicales, cocaleros, maestros y en general todos los gremios de la sociedad se unieron en torno a la Constitución, que por vez primera en la historia de Bolivia reconoce detalladamente los derechos de los pueblos indígenas, sus instituciones, formas tradicionales de autogobierno y organización, su cosmovisión y creencias.

En cambio, la otra mitad, formada por las ricas regiones de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, dueñas de los grandes yacimientos de gas y hierro y de la industria ganadera y agropecuaria, se alió en torno al desacato de sus cuatro gobernadores opositores, al grito de autonomía de facto, y expresiones de desprecio a la Constitución.

En Santa Cruz, miles de habitantes proclamaron, en una multitudinaria concentración: "¡Ya somos autónomos!".

Previamente, un artefacto explosivo detonó en el piso superior de la Corte de Justicia local, sin causar víctimas.

La esquizofrenia nacional se vivió en las televisiones, que dividieron sus pantallas en dos mitades, mostrando a un lado el acto histórico de la entrega de la Carta Magna al Presidente, y al otro la sesión de la Asamblea Autonómica en Santa Cruz, donde 128 diputados, senadores y autoridades municipales de la oposición aprobaban el estatuto de autonomía de la región, que se atribuye unilateralmente competencias legislativas y administrativas, calificadas como propias del Estado e indelegables en la Constitución.

Mientras, frente al Palacio de Gobierno, en la plaza Murillo de La Paz, las costumbres milenarias de un país con un 62 por ciento de población indígena tomaban la escena, en una celebración hipnótica.

"Durante mucho tiempo algunos no nos quisieron ver, decían que los pobres no importábamos y no contábamos y ahora mire, Evo Morales nos ha devuelto nuestro orgullo y nuestra dignidad", comentaba la anciana Federica Quispe, llegada desde la región más humilde del país, Oruro, cuya brecha de desigualdad social con la región de Santa Cruz, el motor de la economía...

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