DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / '¡Aplaudid!'

AutorCatón

Facilda Lasestas, muchacha que trabajaba en una fábrica, dio a luz a un bebé, y le dijo a su novio de turno que él era el papá. "-Un momento -se puso el galán a la defensiva-. Has andado con Pedro, Juan y varios. En la fábrica te dicen 'La pies planos', porque pisas con toda la planta. ¿Cómo sabes que el niño es mío?". Responde Facilda sin dudar: "-Porque se parece a ti". "-¿En qué?" -pregunta el novio, suspicaz. Contesta ella: "-También él es prematuro"... Doña Jodoncia aprendió a tejer. Le hizo un suéter de estambre a su esposo, don Martiriano, y le ordenó: "-Te lo vas a poner hoy en la noche para la cena con nuestros amigos". Obedeció el sufrido señor. En el camino le preguntó doña Jodoncia: "-¿Te quedó bien el suéter?". "-Sí, mi amor" -replicó don Martiriano con mansedumbre. Y en seguida añadió tímidamente: "-Aunque, la verdad, una de las mangas está más grande que las otras dos"... Decía Dulcilí, muchacha ingenua: "-El hombre con el que yo me case debe poner luz y color en mi vida, divertirme, entretenerme, y nunca salir por las noches". "-Hija mía -le dice con un suspiro su mamá-. Tú no quieres un hombre. Quieres un televisor"... "¡Aplaudid, manos ociosas!". Así gritaba Mario, con sonorosa voz y poniéndose en pie, cuando el público se mostraba renuente a premiar el talento, o al menos el esfuerzo, de un artista en el teatro. Mario, cuyo apellido nunca supe, vivía en Monterrey. Era un hombre pobre -no un pobre hombre-, pero tenía una inmensa riqueza: sus amigos. Anciano, enfermo, se sostenía gracias a la generosidad de quienes lo querían bien, entre ellos -el más generoso- el Lic. Leopoldo González Sáenz, quien fue excelente Alcalde de esa noble ciudad, ahora tan agobiada. Recuerdo los recuerdos que Mario compartía con nosotros en charlas sabrosas de café, como aquél de su malogrado amor por una cantatriz o danzarina que actuaba con el esotérico nombre de la Fata Morgana. Así, fata morgana -o fatamorgana-, se llama el espejismo que ven algunas veces los marinos en la inquietante vastedad del piélago. (Permítanme un momentito, por favor. Voy a apuntar eso de "la inquietante vastedad del piélago" para usarlo en un...

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